CALLE PORVERA

El mundo de los becarios

Hace tan sólo un año y medio yo también era una humilde becaria que intentaba hacerme un hueco dentro de LA VOZ. Gracias a que soy muy cabezota, a mi compañeros y a la confianza que depositó en mí Javier Benítez, logré en un momento concreto encontrar mi espacio en esta redacción y hasta la fecha les aseguro que no puedo quejarme. Por ello, cuando veo que los becarios que este verano han desembarcado en el periódico me piden consejo en algunas cosas, me siento rara.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cuando veo a Noelia, a Lidia, a Manuela o a Pablo tecleando, no puedo evitar recordar cuando descubrí qué era el Quark X Press -en la facultad no te enseñaban nada de programas informáticos-, quién me mostró todos sus trucos o el primer artículo que conseguí redactar yo solita -de eso hace ya unos seis años-.

Cuando uno es becario siempre tiene un hada madrina -sea hombre o mujer, eso es lo de menos- al que siempre se acude en busca de consejo. En mi caso ha habido varias, pero la que sigue estando ahí es Pepa. Desde que conseguí mi primer trabajo como becaria en otra empresa, ella ha estado pendiente de enseñarme casi todo lo que sé, de ayudarme en momentos difíciles y, a día de hoy, me sigue dando lecciones que son difíciles de olvidar. Esther o Dani también me dieron buenos empujones, sin olvidar al propio Javier, que me ha puesto los puntos sobre las íes cuando me ha hecho falta.

Soy lo que soy en buena medida gracias a ellos y a mis actuales compañeros, aunque creo que aún estoy en fase de formación. Sólo espero que algún día consiga ayudar a algunos de los becarios que aparezcan por el periódico como otros hicieron conmigo. Eso es para mí todo un reto.