Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
BACILÓN. Muchos de los asistentes acuden todos los días y no se pierden ni una clase. / VÍCTOR LÓPEZ
Sociedad

Primera línea de salsa

La Playa de la Victoria acoge un verano más el taller de bailes latinos donde se dan cita gaditanos y turistas de todas las edades

SONIA MACÍAS
Actualizado:

Con las últimas horas de sol, comienza el balanceo de los cuerpos. Los rostros cambian su inexpresividad por una sonrisa bacilona. Las miradas se despiertan y entusiasman. Distintas sensaciones revolotean en la mente de los que participan en el taller de bailes latinos que la delegación de Juventud e Infancia del Área de Familia del Ayuntamiento de Cádiz ha incluido en el programa En verano, un mar de actividades.

Los talleres se diseñaron para entretener a los niños en los meses sin colegio, pero al Módulo Central de la playa de La Victoria acuden desde bebés con a penas tres años hasta adultos de 70. «Me encanta practicar deporte. El baile es una actividad muy completa, distrae la mente y aporta alegría al cuerpo», explica Manuel, de 67, que veranea en Cádiz y aprovecha su tiempo libre para asistir a clases de tai chi y bailes latinos.

Hijos, padres y abuelos

Los padres o abuelos acompañan a los más pequeños, y en ocasiones, incluso se animan a subir al escenario. «A mi hijo le gusta mucho el baile, es una actividad singular y enriquecedora», comenta Alberto, padre de dos niños.

La fiesta que se forma en las clases de baile es posible gracias al ambiente veraniego y la simpatía de Luis Chaves López, el profesor, que con sus juegos hace que los presentes -además de aprender los pasos básicos de salsa, bachata o chachachá-, se diviertan, estén en forma y regresen a sus casas con actitud positiva.

Al grito de ¿bacilón! -también se escuchan órdenes como: zig-zag, con estilo, el cruzadito, el indio, mambo- los alumnos ya saben lo que hacer. Muchos de ellos no se pierden ninguna clase, y esperan que sea de nuevo el lunes, miércoles o viernes para disfrutar de la música en la playa.

«Estuve dos años bailando, pero no está de más recordar pasos. Vengo y voy haciendo footing. Me encanta el deporte», dice Fernando de 34 años.

Entre risas

Todos desean que lleguen las animaciones, donde la letra de las melodías les explica los pasos a seguir. «El ping-pong o el suda-suda son las canciones que más me gustan, porque son muy divertidas», dice Irene de 10 años. En estas animaciones demuestran lo aprendido a través de movimientos sensuales y colectivos. Suena la canción de la gallina. Se hacen cuatro filas y todos doblan el torso para agarrarse unos a otros las manos por debajo de las piernas. Las carcajadas se escuchan por encima de la música cuando el profesor grita «¿hacia delante y hacia atrás!».

No sólo los que están encima del escenario disfrutan del baile. También los que observan desde el Paseo Marítimo que, al igual que en una representación teatral, aplauden después de cada actuación. Algunos de ellos se entregan al poder de la música y ceden sus cuerpos, que llegan a moverse con cierta gracia. El ritmo sensual contagia y estimula a todos, incluso a una señora que a pesar de sufrir parálisis cerebral y estar sentada en un vehículo adecuado para la playa, no deja de reír y moverse al ver a los niños bailar. Las clases se convierten en un auténtico espectáculo.

Enredo playero

La interacción parece inevitable en esta actividad, que invita a relacionarse y hacer amigos. En algunas canciones el profesor indica a los alumnos en qué parte del cuerpo del compañero poner la mano, en una suerte de enredo playero.

«Las clases de la playa son un medio para enganchar a la gente a clases de pago, donde se puede profundizar en su aprendizaje, porque las lecciones que se dan en La Victoria son básicas, y lo más importante es divertir a los que acuden cada semana», explica Luis Chaves. No todos los amantes del baile pueden permitirse unas clases en una academia. La Sala Latina El Malecón (en la Punta San Felipe), brinda la oportunidad de aprender a bailar gratuitamente, a través de sus cursos de verano. María del Carmen Fernández y Florencio López son los encargados de impartir el chachachá, la salsa, la bachata, el tango y la milonga.