Unidad a prueba
La elección por aclamación de Barack Obama como candidato oficial a la Casa Blanca junto a Joseph Biden como vicepresidente, en la Convención de Denver, puso fin a la larga marcha de las primarias demócratas y despejó el campo a un candidato que, surgido de la voluntad de vencer dejó en el camino a la gran favorita, Hillary Clinton, pero también ha hecho crujir las cuadernas de la unidad del partido demócrata. Los esposos Clinton se esforzaron durante la gran noche demócrata, en especial el ex-presidente para convencer a sus seguidores y los potenciales 18 millones de votantes de sumar sin fisuras su apoyo a Obama. Sin embargo, la gran interrogante que palpita sobre los próximos setenta y cinco días que faltan para la elección es si esos gestos serán suficientes para sumar las fuerzas que durante tantos meses han representado los dos candidatos demócratas. El equipo del candidato descartó la fórmula de unir ambas figuras en un ticket de presidente y vicepresidente que podría haber encarnado de una manera más visible la sutura de la brecha abierta tras meses de ataques y descalificaciones mutuas.
Actualizado: GuardarPero apostando en favor de un senador que representa la clase política profesional de Washington tan desmerecida por Obama en sus discursos regeneracionistas Obama afronta en las próximas semanas la tarea de ganarse a las bases fieles a Hillary Clinton para avanzar terreno entre un electorado de clase media, blanco y conservador que apostaba por la experiencia de la exprimera dama. Y no le resultará un camino fácil de recorrer a base de la retórica de la esperanza en el cambio sino que va a necesitar concretar sus ideas de renovación en un programa político atractivo, creíble y, no perder de vista, a un McCain que se esforzará por engrosar sus filas con los desencantados seguidores de Hillary Clinton.