Opinion

Inflación agridulce

El descenso de la inflación armonizada interanual en cuatro décimas supone un circunstancial balón de oxígeno para una economía como la española que está rozando la temida estanflación, aunque la dependencia tan directa del petróleo relativiza considerablemente el segundo descenso del año. Porque pese al descenso se ha duplicado en un año lo que desaconseja caer en el menor triunfalismo toda vez que ni las grandes rebajas de verano ni una coyuntura objetivamente favorable por el descenso del consumo han servido para frenar los precios. La coyuntura compleja y delicada exige además de una política firme desde la Administración para repercutir el abaratamiento del petróleo que el Gobierno actúe en el mercado para impulsar la competencia en sectores donde están las raíces subyacentes de la inflación.

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José Manuel García. Jerez