APOTEÓSICO. El Atlético de Madrid celebra el segundo gol, obra de Forlán. / EFE
PREVIA DE LA CHAMPIONS LEAGUE

El Kun Agüero regala la Liga de Campeones a los atléticos tras una década de sequía

Los colchoneros completaron un gran partido y metieron cuatro a los alemanes El propio Agüero, Forlán, Luis García y Maxi Rodríguez fueron los goleadores

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El Atlético goleó al Schalke 04 y se metió en la Liga de Campeones once años después. El equipo de Javier Aguirre fue más Atlético que nunca. Comenzó como un expreso, acelerado, con los ojos inyectados buscando la portería de Schober. Daba igual que a los dos minutos las líneas dibujadas en la pizarra por Javier Aguirre se fueran al garete. Sólo Heitinga y Ujfalusi se mantenían firmes en sus puestos. Son los últimos en llegar. Todavía no habían entendido qué significa la camiseta que llevan. Así salieron los rojiblancos, obcecados con el gol que iba a empatar la eliminatoria contra el Schalke 04.

El objetivo estaba claro. La forma de lograrlo, también. Había que darle el balón rápido a Diego Forlán y al Kun Agüero, sin pasar por el centro del campo. Maniche y Raúl García estaban destinados a ser simples mirones, a no participar en la organización del juego. Su trabajo en el Calderón era puramente defensiva. El Atlético se la iba a jugar con su pareja sudamericana y punto. Acertó. La movilidad de los dos puntas era el punto de inflexión para pasar a la fase de grupos.

Agüero y Forlán hicieron un siete en la defensa rival por su movilidad. Los centrales alemanes, muy altos y muy pesados, no podían seguir a dos ardillas como estas. Se ponían nerviosos por perder la posición y permitieron que los dos rojiblancos recibieran con tranquilidad todos los pelotazos que les mandaban sus compañeros. Y así vino el gol del Kun. Forlán organizó un contragolpe, que acabó con un disparo del uruguayo sacado en la línea por Bordón; el rechace llegó a Pernía, que puso el mejor centro de su vida para que el argentino rematara solo.

Para esto vino Agüero. Después de ganar el oro en Pekín, llegó a Madrid como el mesías, la pieza necesaria para levantar la eliminatoria contra el Schalke. Y el argentino cumplió. Empató la eliminatoria, puso el Calderón patas arriba y la hinchada se desgañitó al grito de «Kun, Kun, Kun»

La pareja de oro buscaba más. Le regaló un disparo a Simao que el portugués mandó al palo. Necesitaba otro gol para acabar con el gafe, con 11 años fuera de la Liga de Campeones. Y sólo tardaron cinco minutos después del descanso para desequilibrar la balanza. Forlán tocó la gloria en la noche mágica. Un par de recortes al borde del área terminó con un zurdazo cruzado que permitían a los colchoneros soñar otra vez con la Champions, que confirmó Luis Garcia y Maxi con los dos últimos goles.