La marca 'China' se impone
De los antiguos juguetes tóxicos al gigante de la informática y del electrodoméstico actual
Actualizado: GuardarTras organizar con éxito unos Juegos Olímpicos de altos vuelos, Pekín ha impuesto la imagen de una China moderna y eficaz, de la que sus empresas podrían ser grandes beneficiarias, aunque los expertos creen que su impacto en la economía será, en principio, moderado.
«Los Juegos Olímpicos marcarán, como su adhesión a la Organización Mundial del Comercio (OMC), otra etapa en la transformación de China en una economía eficaz orientada hacia el mercado y financieramente sofisticada», afirmaba el pasado fin de semana Daniel Chui, de JF Asset Management.
Con este objetivo, Pekín no ha escatimado gastos: unos 40.000 millones de dólares de inversión para hacer de estos Juegos los más caros de la historia olímpica. Si a esta cifra se suma el coste de medidas extremas como el cierre de cientos de fábricas llegando incluso hasta las provincias vecinas para asegurar un aire puro a los visitantes, China dejó claro su empeño.
«La marca China atravesó grandes dificultades por el episodio de los juguetes tóxicos y otros escándalos en torno a la calidad de sus productos», comenta Greg Paull, director de la sociedad de estudios de mercado R3 en Pekín.
La marca China, presente en el espíritu del público de los Juegos, se relaciona ahora más con los patrocinadores nacionales, como Lenovo, cuarto fabricante mundial de computadoras, Haier, gigante de los electrodomésticos, o China Mobile, primer operador telefónico mundial en número de abonados. «Patrocinando los Juegos Olímpicos de invierno y de verano, Lenovo se ha convertido en una marca global altamente reconocida», destaca el consultor Roland Berger.
Sin embargo, los Juegos Olímpicos no tendrán en principio demasiado impacto en la economía china, según el consenso de los analistas.
«Calambre industrial»
Las inversiones, repartidas en seis años de preparación, son anecdóticas en comparación con la riqueza del país. Representan menos del 1% del Producto Interior Bruto (PIB) del año 2007 (3.400.000 millones de dólares) o, como dice Capital Economics, «algo menos de la mitad del presupuesto de Educación del año pasado».
Han servido mayoritariamente para proyectos de infraestructuras que la capital necesitaba y sólo 1.900 millones se han dedicado a instalaciones deportivas construidas especialmente para los Juegos. «Aunque Pekín no hubiera conseguido los Juegos, esos proyectos habrían salido adelante», destaca Standard and Poors.
Los proyectos llevados a cabo se enmarcan más dentro del frenesí de construcción que se apoderó de China estos últimos años, haciendo surgir ciudades, autopistas o centros comerciales nuevos: la producción del sector de la construcción se multiplicó por 2,7 entre 2001 y 2006.
Apagada la llama olímpica, la economía china podría verse afectada por lo que Marks Williams, de Capital Economics, llama «calambre industrial»: un descenso de la producción vinculado al cierre de fábricas. Tampoco supone un drama, porque «las instalaciones, que tuvieron que reducir su producción o cerrar, no representan probablemente más que el 1 ó el 2% de la producción industrial nacional», consideró Tao Wang, de UBS.
Pero otros sectores también podrían verse afectados, como la hostelería, que parece haber registrado resultados decepcionantes, o la organización de congresos, bastante estancada. Para JP Morgan, la actividad, especialmente en la «industria y construcción deben tomar un nuevo impulso» tras ese período excepcional. «El final de las construcciones vinculadas a los Juegos debería tener un impacto a corto plazo, antes de que se empiecen otras construcciones y gastos en infraestructuras», confirmó Tao Wang.