Opinion

Basta un instante

Los instantes en nuestras vidas son como fogonazos que nos ciegan de recuerdos libres; como gotas de lluvia que mojan nuestro rostro, haciéndonos sentir con su frío diferentes pasajes vividos. La vida nos presta su tiempo y nosotros elegimos apresar momentos. Todos poseemos presos esos instantes que por tanto cautivarnos, hoy viven cautivos en lo más profundo de nuestro ser.

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Me bastó un instante para elegir a qué torero seguir; preso me vi de tan emblemática visión rebosante de belleza desgarradora, esa belleza torera de fuego paulista que por su gitanería en sueños creí estar despierto. Me bastó un solo instante para elegir la verdad del camino de mis días, a pesar de poder parecer mentira para otros, elegir ese concepto al que espero nunca traicionar. Me bastó un único instante cuando te miré paseando por aquella playa de luz y cristal para saber que siempre seré preso de tu racial hermosura, esclavo de aquellos besos de miel, espejo de tu propia alma que respira a un mismo son. Y es que siempre fui tú al igual que tú eres yo; tan nuestro somos que en esta mismísima lejanía y separación física de pecados, seguimos siendo uno solo. Quizás, eso sí, más solos que antes, pero aún existen rescoldos de indivisible pasión.

Bastó un mismo instante para saber que en los libros encontraría un refugio el cual me salvaría de toda mi angustia; un lugar donde vivir, morir y resucitar con mis letras. Bastó un instante de dolor y clarividencia para encontrar a un revelador rebelde en mí, quien ya nunca volvería a creer en la ironía y el sarcasmo de cruces y cadenas establecidas. Mas me sigue bastando un solitario instante para saber a quién amar, a quién odiar y a quién perdonar. Ojalá todos los excelsos instantes de nuestras vidas sean rumbo y compás de nuestra elección de seguir viviendo con más rosas que espinas en nuestros cansados pies.