Heroica remontada del Madrid con dos jugadores menos
Los de Schuster se desmelenaron cuando lo vieron todo perdido y su ataque a tumba abierta destruyó a un Valencia distraído
Actualizado:¿Heroico! ¿Grandioso! ¿Único! Increíble pero cierto, quizá sólo al alcance del Real Madrid y de su mágico Bernabéu. Con dos menos, el equipo de Schuster honró su escudo, se desmelenó, remontó ante el Valencia y, liderado por un genial Robben, le marcó tres goles como tres soles en apenas un cuarto de hora que le dieron la Supercopa y pusieron en pie al público. No había jugado un pimiento con once, pero cuando lo vio todo perdido se vino arriba y firmó un hito que engrandece la leyenda de Chamartín. Enorme la casta y la pegada de los madrileños y fatal la calma chicha de los valencianos, que se relajaron antes de tiempo y lo pagaron carísimo. ¿Vaya si lo pagaron! El partido, que comenzó tedioso y acabó enloquecido, tuvo de todo, incluida una polémica actuación de Iturralde, otro clásico del fútbol español. La noche era extraña. El órdago de Robinho soliviantó a la afición, que abucheó al brasileño cuando el speaker le anunció entre los suplentes. Sí, porque Schuster le convocó pero, como era previsible, tampoco le castigó con la titularidad. El Madrid salió fatal. Lento, huérfano de fútbol en el medio porque Guti se adelantaba y Diarra, notable en la destrucción pero limitado en la creación, no sabía sacarla. Si no hay fluidez, Robben, Raúl y Van Nistelrooy no aparecen. Tampoco Van der Vaart, muy desorientado y bien expulsado por Iturralde cuando cerca del descanso metió la plancha a la altura de la rodilla de Mata. Schuster había introducido cuatro novedades con respecto a Mestalla -Ramos, Pepe, Guti y Robben- pero su equipo seguía sin carburar, a años luz entonces de lo que debe ser un equipo campeón que mantiene al entrenador y a la plantilla. Emery es nuevo en estas lides pero, pese al escandaloso desenlace final, sabe lo que se hace. Repitió su once tipo, el de la ida, y dio así continuidad a Albelda y Baraja, la pareja sobre la que se sustentó el gran Valencia de años atrás. Distribuyó cinco centrocampistas, ya que Silva fue más medio que delantero, y supo presionar en el primer tiempo la salida del rival. Cuando recuperaban, los ches tocaban bien y tranquilos, sin que nadie les molestase. Pero tampoco inquietaban a Iker. Ciertamente, nada reseñable había ocurrido en el Bernabéu hasta que Silva, tras una buena triangulación, sorprendió a Iker con un sutil tiro raso desde la frontal. Estatua del portero, ausencia de la zaga y 0-1 pasada la media hora. Después, Van der Vaart se salió de madre. A la caseta.
Desbocados
Con 0-1 y uno menos, el Madrid tenía que tocar a rebato. Primer buen síntoma para el partido. Sin tácticas que valgan, los blancos son peligrosísimos. Lo demostraron por enésima vez. Poco después de reanudarse el choque, Guti sacó rápido una falta, Ramos ganó la espalda al zaguero y el cabezazo de Van Nistelrooy lo desvió Albiol con la mano abierta. Penalti y...amarilla, según Iturralde. El Pichichi no falló y la Supercopa se abría. ¿Vaya que se abría!
Entonces apareció Robben, un puñal por la derecha que se le clavó a Moretti y amenazó una y otra vez a Hildebrand. El dibujo del Valencia se resquebrajaba porque el rival le buscaba con más velocidad, ritmo y movilidad. Como el Madrid atacaba a tumba abierta, Emery le buscó las cosquillas al cambiar las dos alas. Pero no había forma porque los de Schuster estaban desbocados.
Todo pareció decidido, empero, cuando Van Nistelrooy entró con la plantilla, Baraja exageró la caída e Iturralde dejó al Madrid con nueve. ¿Más madera! Lejos de amilanarse, Robben siguió a lo suyo y se echó por completo el equipo encima. Forzó un córner y llegó el 2-1. Diarra cabeceó al larguero y Sergio Ramos remachó en boca de gol. El asistente no corrió hacia el centro, Iturralde consultó y dio gol. ¿Verlo para creerlo! El Bernabéu se caía. Y se vino abajo cuando el recién entrado De la Red avanzó unos metros, vio adelantado a Hildebrand y le marcó un golazo. En plena apoteosis, Higuaín puso la guinda. Morientes, siempre el Moro, sólo dio suspense al tiempo extra. El Valencia, incrédulo. El Madrid, en el clímax. ¿Que vuelva Capello!