«No queremos políticos, queremos soluciones»
Crece la rabia y el cansancio entre los familiares mientras esperan las identificaciones
Actualizado:Han pasado tres días desde el siniestro del MD-82 de Spanair, que dejó tras de sí un torrente de muerte y frustración, pero los familiares del centenar de víctimas que permanecen sin identificar en las neveras del cementerio depósito de La Almudena están lejos de encontrar la paz.
Superado el shock, padecen un cansancio físico y emocional que impide reposar, y deambulan por los pasillos del hotel Auditorium mientras aguardan ser llamados para que les digan que sus muertos ya han sido encontrados y pueden llevárselos. Más que una espera es un sinvivir por la cantidad de preguntas sin respuesta que se agolpan en sus cabezas y hacen crecer la rabia.
Toda la tensión estalló ayer al mediodía, cuando la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, se reunía con las familias. Javier Núñez, desolado por la pérdida de dos hijos, un nieto y su nuera en la catástrofe, abandonó la reunión, salió a las puertas del hotel y clamó: «¿Nos están engañando a todos, lo que está diciendo ahí (el Gobierno) es mentira, no quiero políticos a mi lado, quiero soluciones!». «¿Queremos que nos traigan a los nuestros, los estamos esperando. Llevo tres días esperando, tengo a mis dos hijos y a mi nieto esperando, y nadie me da nada ni me dice nada!», protestó con lágrimas en los ojos antes de ser atendido por los sanitarios. Tenía la tensión disparada.
Este afectado explicó que la vicepresidenta «no ha prometido nada; lo único (que preguntaba) es si estamos a gusto, que si estamos a gusto ¿Cómo va a estar a gusto una persona que tiene ahí una herida que no se le va a curar en la vida?». Un poco antes, otra mujer que perdió a un familiar, decía a punto de ir al cementerio de La Almudena: «lo que queremos es que nos den su cuerpo para llegar al pueblo, donde nos están esperando». Y añadía resignada: «tengo que aceptar lo que Dios quiso que pasara, no sé por qué lo ha hecho, pero espero que ahora me dé también la paz que necesito». De su ser querido esperaba que «donde esté, se encuentre bien».
La noche fue muy larga en el hotel Auditorium, y con la falta de sueño los peores pensamientos acudieron a la mente de los afectados. Aunque es un tema tabú, porque el dolor está a flor de piel, algunos confiesan en privado que temen que ahora se repita el caos de hace cinco años en las identificaciones de los 62 militares víctimas del accidente del Yakovlev-42 en Turquía.
Claro que nada tiene que ver aquel caso -los cuerpos fueron repartidos sin ton ni son por personas sin medios ni preparación para hacer las filiaciones- con éste, en el que todos los medios con que cuenta el Estado están a disposición del proceso, que además está dirigido por un juez.
En la reunión que mantuvo con los afectados, la vicepresidenta informó a los familiares de que el proceso de identificación de los restos es lento, y no puede acelerarse ya que no debe haber ningún error. Hasta ayer, los forenses habían identificado medio centenar de cadáveres. La número dos del Ejecutivo se comprometió a «llegar hasta el final» para esclarecer qué ocurrió, y las familias se reunieron de nuevo por la noche al objeto de crear una asociación de afectados.
A lo largo del día, decenas de personas fueron llevadas desde el hotel hasta La Almudena para recibir los restos de sus seres queridos. Los psicólogos de la Cruz Roja y el Sámur recomendaron a los afectados que no acudan al depósito a menos que sean reclamados porque ha concluido la identificación de su familiar, pues en el cementerio la tensión es mayor y el ambiente más propicio para los estallidos emocionales.
En el hotel, los profesionales continúan con la asistencia, y la Cruz Roja ha puesto equipos a disposición de los afectados en sus lugares de origen por si los requieren a su regreso.