Opinion

Iraq, irse y quedarse

Condoleezza Rice, secretaria de Estado norteamericana, hizo ayer una visita sorpresa a Bagdad con el único objetivo de acelerar la firma del acuerdo con el Gobierno iraquí que fijará el status de las tropas norteamericanas en el país a partir del uno de enero.

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Con el fin del presente año se extingue la autorización de la ONU, renovada anualmente por tres veces, para que sigan allí los 140.000 soldados estadounidenses y su gigantesco equipo militar y Washington, según un plan político cuidadosamente calculado, había hecho saber que no pediría otro año, seguro de obtener un acuerdo bilateral con el Gobierno de Bagdad.

El borrador de acuerdo está listo, según todas las fuentes, pero carece de una concreción decisiva: cuándo habrán abandonado el país las tropas norteamericanas. El Gobierno de Bush resistió sin vacilar durante dos años la pretensión iraquí de fijar un calendario preciso, pero terminó por aceptar lo que eufemísticamente llamó un horizonte temporal por la buena razón de que sin tal horizonte gran parte del espectro político iraquí no firmaría nada.

Eso vale sobre todo, y es crucial para el primer ministro al-Maliki, sin que se diga nunca oficialmente, para la corriente chií anti-americana del líder religioso y político Moqtada al-Sadr, con una treintena de parlamentarios y una milicia ahora en reposo o desactivada (el ejército del Mahdi) quien exigió una fecha concreta a falta de la cual volvería a la lucha armada.

Así pues, lo que queda, además de la cuestión de la inmunidad para los norteamericanos que Washington defiende siempre a capa y espada (también con su radical oposición a todo tribunal penal internacional) es fijar una fecha, que podría estar en torno a enero de 2011. El arreglo sería compatible con otro en correlato que cubriría materias de cooperación política, económica, energética... etc., a cargo de la embajada norteamericana en Bagdad, la mayor del mundo.

Resta, en fin, desvincular todo este proceso de la campaña electoral en los Estados Unidos, porque el calendario iraquí recuerda mucho a la propuesta de Barack Obama. Si se firma, el republicano Bush habrá ayudado, y mucho, al colega John McCain, que se encontrará hecha la política al respecto y quitará incentivos a eventuales votantes del demócrata.