Dos mujeres sin consuelo. / EFE
ESPAÑA

Los forenses necesitan pruebas de ADN para identificar a 92 fallecidos

La Policía pone nombre a otras 61 víctimas mortales gracias a que fue posible tomar las huellas dactilares a los cadáveres

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La Policía y los forenses deberán recurrir a pruebas de ADN -el DNI biológico- para poder identificar a 92 de los 153 fallecidos en el accidente aéreo ante el mal estado de los cadáveres, que impide su reconocimiento visual o su identificación mediante las huellas dactilares. La complejidad de estas pruebas científicas impedi-rá que los técnicos puedan adjudicar un nombre a la mayor parte de los fallecidos antes del sábado o el domingo.

La policía calcula que la identificación de los 61 fallecidos restantes será más rápida gracias a que se pudo obtener huellas dactilares válidas, para cotejar con las del documento de identidad. Las filiaciones se completan con la aportación por las familias de las víctimas de datos físicos o reconocimientos de objetos. Los cuerpos identificados se entregaron a las familias para que los enterrasen. A las 21.00 horas, los forenses habían puesto nombre y apellidos a 49 restos mortales.

El trabajo en Ifema fue frenético desde el miércoles por la tarde. Las autoridades aplicaron el protocolo creado con la masacre del 11-M. Ayer, un equipo de unos 40 forenses reseñó todos los cadáveres y restos mortales y les practicaron las autopsias, que confirmaron como causas de la muerte los grandes traumatismos y las quemaduras compatibles con un accidente aéreo.

Los 92 cuerpos que serán identificados con pruebas de ADN se trasladaron a las cámaras frigoríficas del cementerio de La Almudena, una vez tomadas las muestras, para conservarlos mientras se hacen los análisis.

La policía y los técnicos del Instituto de Toxicología tendrán que realizar varias operaciones para dar con las identidades. Primero, comprobar el ADN de todos los cuerpos y fragmentos para fijar la cantidad de víctimas y lograr los perfiles individuales.

En segundo lugar, para poner un nombre a cada uno, o bien deben contrastar el fallo del primer análisis con el ADN indubitado dejado por las víctimas en peines (cabellos) o cepillos de dientes (piel o sangre) o, si no es posible, deberán compararlo con muestras del de familiares directos (padres o hermanos). Las pruebas pueden sufrir retrasos en el caso de víctimas extranjeras.