Los familiares se preguntan por qué despegó el avión
El presidente del Gobierno visitó a los heridos y escuchó las quejas del padre de una fallecida
Actualizado: GuardarEs el día después, el día del vacío que dejan las ausencias y el día en que, superada toda incertidumbre, las familias de los 153 muertos se preguntan por qué tuvo que caer precisamente el avión MD-82 de Spanair en el que embarcaron sus allegados. Las víctimas, en los hospitales y en la improvisada morgue del Pabellón 6 de Ifema, reclaman justicia a los poderes públicos, pero también respuestas. Sobre todo al interrogante de qué falló para que un avión que no podía volar despegara para desplomarse de esa manera.
Varios familiares demostraron su descontento con la compañía en la tarde de ayer, tras abandonar una reunión con los miembros de Spanair que tenía como objetivo explicar las causas del siniestro. «No nos decían nada», argumentó Yurena, que ha perdido a dos hermanas y a un sobrino, quien se mostraba «indignada» por el trato que ha recibido su familia por parte de la compañía.
El Gobierno les ha prometido investigar hasta las últimas consecuencias y depurar todas las responsabilidades. El compromiso, más allá de los comunicados institucionales, se lo trasladó el propio José Luis Rodríguez Zapatero al padre de una fallecida en su visita al madrileño hospital de La Paz, donde seis heridos permanecen ingresados. El hombre, subinspector de Policía, se acercó al jefe del Ejecutivo a su salida del centro y, tras enseñar su placa reglamentaria, pidió hablar con él.
Según fuentes del Gobierno, el afectado le preguntó cómo es posible que se permitiese el despegue del avión siniestrado a pesar de que poco antes le habían detectado una anomalía. Rodríguez Zapatero le contestó que la comisión que investigará el siniestro llegará «hasta el final». Tras la conversación, se abrazaron y se despidieron, y el presidente del Gobierno se dirigió al hospital Ramón y Cajal, para continuar con su visita a los heridos.
Las mismas preguntas se formulaban una y otra vez las víctimas a las puertas del hotel Auditorium de Madrid, el elegido por Spanair para alojar a decenas de familiares de damnificados, que entraban apesadumbrados tras pasar la noche en Ifema y superar el amargo trago de las identificaciones. Allí, una de las perjudicadas, que perdió en la catástrofe un hijo, a su nuera y a sus dos nietos, clamaba ante quien quisiera escucharla: «Si sabían que el avión estaba roto, ¿por qué lo utilizaron?»
A lo largo del día, las familias que cumplieron los trámites de las filiaciones -muchas proceden de fuera de Madrid, sobre todo de Canarias- fueron llevadas a los hoteles contratados por la compañía para alojarles, con la recomendación de los psicólogos de que intentasen descansar. Su drama, les advirtieron los facultativos, no acaba con la identificación. Queda la recepción de los cuerpos, su traslado a sus lugares de origen, el duelo familiar y los posteriores entierros o incineraciones. «Van a necesitar mucha fuerza en los próximos días», explicó un miembro de la Cruz Roja.
Fortaleza
Ayer, muchos dejaron testimonio de una gran fortaleza en su visita al depósito de cadáveres de Ifema. Allí, además del dolor lógico por la amputación de un miembro de sus familias, experimentaron la frialdad procedimental con que la Administración tiene que actuar para salir de esta situación. Tras entrar al recinto por su acceso principal, las víctimas son llevadas a una de las tres salas, donde se agrupa a las familias por orden alfabético. Un psicólogo aguarda a cada grupo y les explica en qué consistirán los trámites que deben afrontar.
Consisten, sobre todo, en aportar el mayor número de datos que puedan servir para distinguir los restos de sus allegados: la identificación de una cicatriz, un tatuaje, una prótesis o efectos personales como pulseras, cadenas, gafas o anillos pueden facilitar la labor de la Policía Judicial y Científica y de los forenses. Uno de los afectados -casi siempre el que muestra mayor fortaleza- es llamado para la identificación visual, que consiste en contemplar fotografías de las partes más reconocibles.