Rodríguez Zapatero, cariacontecido, tras visitar a los heridos en el Hospital de La Paz. / EFE
ESPAÑA

«Voy despertando de este horrible sueño»

De los 19 supervivientes que permenacen ingresados en hospitales de la Comunidad de Madrid, cuatro se encuentran en estado muy grave

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«Poco a poco voy despertando de este horrible sueño». Ligia Palomino sobrevivió al accidente del avión de Spanair que el miércoles se estrelló en Barajas. Viajaba a Canarias en compañía de su pareja, José, y su cuñada, Gema, para celebrar su 41 cumpleaños. José está ingresado en el Hospital de la Paz con fracturas costales y una perforación pulmonar. Se encuentra estable dentro de la gravedad. Gema no tuvo tanta suerte, falleció en el siniestro.

Ligia es colombiana, hija de una periodista que hace veinte años decidió emigrar a España porque temía por su vida. Se recupera de una fractura de fémur. Sus compañeros del SAMUR, donde trabaja como médico, la rescataron de los restos del avión. «Siento que he vuelto a nacer, que me quedan muchas más cosas por hacer, que mi trabajo es importantísimo», declaró. Momentos antes del despegue, había llamado por teléfono a su hermana gemela y le había comentado que el avión tenía fallos. «Algo no va bien», le dijo.

«No nos mandaron en otro avión como creíamos. Despegó y sentí cómo se ladeó hacia un lado y después hacia el otro, después vino la explosión, vi fuego y sentí mucho calor». Salió disparada de su asiento. «A mi alrededor veía muchos escombros, veía humo, veía un incendio, el calor me caía a mí, a los que estábamos en la parte del río», relató.

De los 19 supervivientes que permanecen ingresados en diferentes hospitales de la Comunidad de Madrid, cuatro permanecen en estado muy grave. En la Paz, que acoge a seis de los heridos, la espera es tensa y angustiosa para sus familiares, que han ido llegando desde la tarde del miércoles. Destrozados por las horas de incertidumbre que viven desde que conocieron que sus allegados iban en el avión, aguardan noticias en una sala que la clínica ha habilitado para ellos.

El caso más grave de los que acoge este centro es el de María Luisa Estévez, de 40 años, con quemaduras en el 45% del cuerpo y pronóstico muy grave. También está ingresado José Antonio Alonso, que sufre fractura de pelvis y traumatismo torácico, aunque permanece estable dentro de la gravedad. Su hija María está ingresada en el mismo centro con una fractura abierta de fémur. En el avión viajaban su mujer y su otra hija, quienes no han sobrevivido al accidente. La familia, originaria de la localidad salmantina de La Fregeneda, reside en Las Palmas desde hace 14 años y regresaba a esta ciudad después de pasar las vacaciones en su ciudad natal.

Contusión pulmonar

Dos de los heridos más graves se hallan en el Hospital Ramón y Cajal. Uno de ellos, Pedro Hernán Gómez, de 57 años, sufre una contusión pulmonar además de diversas fracturas, ha empeorado durante el día. Natural de Valseca (Segovia) aunque residente en Canarias, regresaba a casa después de visitar su pueblo natal. La otra es Gregoria Mendiola, con traumatismo craneoencefálico severo y diversas heridas. Su marido Alfonso está entre los fallecidos mientras que su hijo, Jesús Alfredo, está ingresado en el Hospital Niño Jesús, donde se recupera de una fractura abierta en la pierna. También es favorable la evolución de otro de los niños que viajaban en el avión, Roberto Álvarez, de 6 años, que iba junto a su hermana María, de 16, muerta en el accidente.

En el Hospital de la Princesa está Beatriz Reyes, quien tiene una imagen fija en su mente. «Recuerdo que levanté la cabeza y vi que el avión no tenía techo», señala la superviviente.