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Los vecinos de la calle Jorge Juan denuncian que la grúa sólo pasa a diario por su vía
Aseguran sentir una «persecución» del Ayuntamiento ante la acumulación de multas por estacionar en la acera cuando en otras zonas la misma infracción no tiene castigo
Actualizado: GuardarLa inexistencia de aparcamientos en el casco histórico de San Fernando es un problema permanente que los ciudadanos combaten como pueden. En las vías estrechas la solución más socorrida es la de montar el vehículo en la acera, una práctica que hasta hace aproximadamente un año era habitual para los vecinos de la calle Jorge Juan, hasta que se acometió la remodelación de la zona con un aumento considerable respecto al acerado.
Entonces, como explica Santiago Muñoz «de la noche a la mañana y sin previo aviso aparecieron multados todos los coches. Desde que soy pequeño he visto a los vehículos montados en la acera y no había ningún problema. Sin embargo, desde que se realizó el arreglo sentimos la represión del Ayuntamiento y la amenaza constante de la grúa, sin que nadie haya venido a ofrecernos alternativas».
La situación se volvió insostenible hace un par de meses debido a una obra en la calle San Vicente, la única paralela con suficente espacio para contener aparcamientos, por la que se realizan prohibiciones de estacionamientos intermitentes para las labores de hormigonado. Lo curioso es que como expone Manuel Fernández «hay ocasiones en las que cortan la calle y los coches no molestan para los trabajos que finalmente acometen».
Para Santiago, uno de los principales inconvenientes de las obras está en «la señalización de los días en los que no se puede aparcar ya que lo cambian cada semana y está en pequeño. Todos los días no podemos estar pendientes al cartel y a más de uno se le ha llevado el coche la grúa».
La indignación de los vecinos surge por el agravio comparativo frente a otras calles paralelas, como San Severiano o Amargura, que tienen una estructura estrecha pero no padecen la «persecución» que los vecinos de la calle Jorge Juan afirman estar sufriendo. Aunque, como apunta Santiago «no pretendemos que el resto de vecinos sufran nuestra situación», lo cierto es que «nos sentimos distintos ya que a los demás no y a nosotros sí; hemos pedido explicaciones y sólo nos remiten a que paguemos las multas, sin mayor comprensión. Aquí viven muchas personas mayores a las que les resulta complicado andar desde la Ronda del Estero, una solución que dificulta tareas tan cotidianas como dejar la compra o los niños en la puerta de casa cuando está lloviendo».
Uno de los más perjudicados es un residente minusválido cuyo vado fue trasladado a la calle San Vicente. Los días que está prohibido aparcar debido a la obra lo estaciona en la puerta de su casa y «en una ocasión fue multado hasta dos veces el mismo día a pesar de que estuve rápido y le expliqué a los policías la situación en la que se encuentra esa persona. Pero no sirvió de nada ya que se la pusieron de inmediato asegurando que hacían su trabajo y que él se moviera y realizara los trámites pertinentes para reclamar la misma», asegura su vecino Iván Rodríguez.
Santiago afirma que «sabemos que con la ley en la mano tienen razón, pero sin querer perjudicar a ningún ciudadano hay un agravio comparativo y por ello exigimos responsabilidades a los delegados, ya que policía y obreros hacen su trabajo».