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El Gobierno recupera la estabilidad con una negociación a varias bandas
Evita las comparecencias del presidente y cinco ministros, pero acepta que acudan Solbes y Álvarez
Actualizado: GuardarHasta el PP cedió a las pretensiones del Grupo Socialista, que desplegó una inusitada actividad para evitar su soledad en las votaciones de la Diputación Permanente, reunida ayer en el Congreso para decidir sobre varias peticiones de la oposición para que el presidente y varios miembros del Gobierno rindan cuentas en la cámara. Gracias a una frenética negociación y alguna concesión, el Ejecutivo logró la estabilidad parlamentaria de la que carecía en el pasado periodo de sesiones. El partido opositor incluso retiró una iniciativa ante el compromiso socialista de crear el 5 de septiembre la subcomisión que estudiará la reforma de la ley electoral.
El PSOE logró ayer eludir las comparecencias del presidente para hablar de financiación y de la titular de Administraciones Públicas para detallar el grado de cumplimiento del Estatut, así como otras peticiones que afectaban a la vicepresidenta y los ministros de Trabajo, Defensa y Educación. Sin embargo, aceptó que vaya a la cámara la titular de Fomento para informar de la reforma del modelo aeroportuario porque, de lo contrario, se habría quedado solo en la votación. En el primer caso -la comparecencia del presidente- el PP sólo contó con el voto de Coalición Canaria y fracasó en su pretensión de llevar a Rodríguez Zapatero ante el pleno porque volvió a funcionar la unidad de los partidos catalanes a favor de los planteamientos socialistas. CiU, Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya -con el apoyo de BNG y PNV- se opusieron a llevar a un pleno extraordinario la delicada negociación sobre el modelo de financiación que la Generalitat prefiere mantener en un discreto segundo plano.
ICV, en el punto de mira
El diputado de Iniciativa per Catalunya, Joan Herrera, fue el blanco de las críticas de CiU, ERC y PSC a pesar de que retiró su petición de comparecencia del presidente del Gobierno, como había pactado la víspera su líder, Joan Saura, con la vicepresidenta del María Teresa Fernández de la Vega. Herrera, en una intervención casi inaudible, musitó los argumentos de su cambio de posición y replicó a sus detractores que la comparecencia del Gobierno en el Parlamento «no rompe el principio de bilateralidad».
Josep Sánchez Llibre, de CiU, aseguró que ese debate «no le interesaba a Cataluña» porque «polariza la actividad política y mediática del verano», además de permitir al PP «echar más leña al fuego». CiU denunció el «ridículo político tremendo» y «espectáculo lamentable» de Iniciativa. Otro de los discursos más duros fue el de ERC, a pesar de que comparte con ICV grupo en el Congreso y el gobierno de la Generalitat.
'Interruptus'
El republicano Joan Ridao proclamó su «perplejidad» por la actitud de su compañero de escaño y se declaró defraudado por el «acuerdo interruptus» alcanzado entre ICV y el Gobierno que, en su opinión, «no aporta nada y es humo».
La portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, aludió a la «candidez» del parlamentario catalán al renunciar a su pretensión de que Zapatero comparezca. También acusó al jefe del Gobierno de haber «mentido tanto a tantos y tantas veces que su credibilidad hace aguas por todas partes». «¿Qué tiene que ocultar?», preguntó ante la negativa del presidente a hablar de financiación.
El PSOE aguantó el chaparrón popular seguro de contar con el apoyo de distintos aliados en el Congreso, pero el respaldo de los grupos de la oposición también cambió en cada votación, lo que permite aventurar un futuro político al Gobierno de estabilidad parlamentaria costosa y de geometría variable.