Trance sorteado
La reconducción por parte del Gobierno de la iniciativa con la que ICV -aliado de los socialistas en el tripartito catalán- estaba a punto de forzar la comparecencia en el Congreso de José Luis Rodríguez Zapatero para dar explicaciones sobre la financiación autonómica ha permitido al presidente eludir un trance muy delicado que, sin duda, le habría desgastado en vísperas del inicio del nuevo curso político. La mera celebración del debate habría escenificado, en primer lugar, las dificultades del PSOE para gestionar su insuficiente mayoría parlamentaria, dado que aunque ningún grupo estaba dispuesto a secundar la petición que aún mantiene el PP, CiU y ERC se veían impelidos a respaldar la promovida por los ecosocialistas catalanes. Y con independencia de cómo se hubiera desarrollado la discusión, ésta difícilmente podría haber sorteado las serias diferencias de criterio suscitadas entre el Ejecutivo y el PSC de José Montilla, ni las contradicciones internas que afloran ante un proceso negociador que no sólo compete al modelo de Cataluña, sino que necesariamente ha de conjugar también los intereses del resto de la autonomías del régimen común (todas menos el País Vasco y Navarra). Desde esta perspectiva, resulta indiscutible que los socialistas han logrado desactivar un lance sumamente incómodo, aunque ello no disipe las incertidumbres que siguen condicionando su precaria mayoría ante la falta de apoyos estables.
Actualizado: GuardarEl pacto alcanzado con ICV refleja, no obstante, la escasa pertinencia que tenía la solicitud de comparecencia del presidente si lo que se perseguía realmente era aclarar los extremos de una compleja negociación multilateral que aún está en sus compases iniciales. El compromiso de alcanzar un acuerdo global sobre financiación de aquí a tres meses no puede explicarse, en ningún caso, como un avance novedoso dado que ese plazo se ajusta tanto a las previsiones de contar con el modelo reformado para 2009, como a la obligatoriedad de que el acuerdo tenga reflejo en los Presupuestos Generales del Estado que han de aprobarse antes de final de año. De ahí que la principal eventualidad para el Gobierno de haber frenado la comparecencia de Rodríguez Zapatero sea la de haberse evitado nuevas rencillas en el camino que dificultaran aún más el entendimiento con las fuerzas catalanas, la búsqueda de un arreglo satisfactorio para el resto de comunidades y el refrendo del proyecto presupuestario.