CALLE PORVERA

De fantasía

Tengo que reconocer que el mundo de la ciencia ficción y la fantasía, en la literatura y en el cine, no están hechos para mí. Obviando los dibujos animados que uno devora cuando no levanta poco más de medio metro del suelo, nunca he sido devota de sagas como El señor de los Anillos o La Guerra de las Galaxias, a lo mejor era un augurio de que estaría pegada a la actualidad en la edad adulta.

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Puede parecer extraño, pero hasta este verano no me he atrevido a leer literatura fantástica. El título agraciado fue Laila Winter y las Arenas de Solarïe, de la jerezana Bárbara G. Rivero. Si los adolescentes -y no tan jóvenes- adoran a Harry Potter, algo me he tenido yo que perder por el camino y aún estaba a tiempo de recuperarlo.

Dicen que lo fantástico parte de una situación cotidiana trasformada por algo anormal: Laila, a punto de cumplir 16 años, nació con el pelo verde. Suelo defender que los libros y las películas para niños pueden contener mensajes para mayores y éste es uno de los casos: la chica, acomplejada por el color de su cabello -su mote es Laila Pelomoco- acaba superando sus miedos y reafirmando su peculiar personalidad, aunque no sin sufrimiento, disgustos y peligros.

La escritora jerezana construye todo un mundo paralelo en el que se desarrollan las inimaginables aventuras de Laila y aprovecha la historia para destruir la cursilería que destilan las hadas en los tradicionales cuentos de la infancia. Protagonizado por chicas, el libro refleja una nueva generación desinhibida y con personalidad. G. Rivero prepara ya la segunda parte de la historia y yo, por si acaso, ya le he reservado parte de mi tiempo para seguir conociendo a la chica del pelo verde.