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Isinbayeva vuela sobre 'El Nido'

Adorna su título olímpico con su vigesimocuarto récord mundial en pértiga al saltar sobre 5,05

MANUEL FRÍAS
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Suma y sigue. Yelena Isinbayeva acrecienta su cosecha tanto de títulos (desde 1999 ha ganado todos los que ha disputado), pues ayer sumó uno más olímpico, como de récords (saltó 5,05, su plusmarca número 24). Realmente la marca es su único aliciente en las competiciones, porque rivales bajo el listón no tiene. Eso sí, siempre centímetro a centímetro, como su mentor, Sergey Bubka.

Su ambición deportiva no tiene fin. Ayer sobrevoló el listón cuando estaba situado a 5,05 metros del suelo, después de haberse quedado como única superviviente del concurso al superar 4,95. Es normal toda la secuencia en una atleta que empieza a saltar cuando ya se han quedado fuera más de las dos terceras partes de las competidoras, y que los títulos los consigue casi en el calentamiento. Una vez que se queda sola en escena pide una altura de récord y en el tercer intento, los mismos que necesitó para saltar los 4,95 que le dieron el título, lo consiguió ayer.

La que más le resistió fue la estadounidense Jennifer Stuczynski (4,80), la revelación de esta temporada, pero que no da más que para ser segunda y a 25 centímetros de la ganadora. Todo un mundo. Sobre todo cuando en el planeta sólo Isinbayeva ha sido capaz de superar la barrera mítica de los cinco metros. El bronce fue para la también rusa Svetlana Feofanova (4,75), en otra época plusmarquista mundial, pero que se ha quedado ahí, sin progresar. Su rivalidad personal con Isinbayeva le pierde.

Es el tercer récord que bate la campeona olímpica esta temporada, después de haber estado dos años sin conseguir ninguno. No va mal la competición atlética en estos Juegos. Tres jornadas y tres récords del mundo absolutos, más uno junior. El público lo agradeció en una jornada triste para el aficionado chino por la lesión de Liu Xiang, su ídolo.

Isinbayeva sabe transmitir a la grada con su simpatía y su buen hacer y obtiene respuesta del público. Ayer, ya había acabado toda la competición y no se movió ni un alma de los asientos para apoyarla y auparla en cada uno de los intentos. Al final, premio para todos.

Perfecta técnica

Isinbayeva estuvo perfecta técnicamente. Entre el material de las pértigas que usa -que sólo ella puede utilizar por su fuerte resistencia al doblarse, pero que le impulsan más hacia arriba- y su pasado gimnástico, la rusa controla como nadie la llamada 'fase L', que es la que convierte la velocidad horizontal en salto vertical. Una de las primeras estrellas de la pértiga, la checa Daniela Bartova, también había practicado este deporte en su juventud, lo que le valió de mucho en su etapa de atleta. Gracias a la gimnasia, Isinbayeva sabe ejecutar como nadie el paso por el listón, la culminación de todo el proceso.

Además del dominio insultante de la rusa, el concurso registró la anécdota de que la organización perdió la pértiga de la brasileña Fabiana Murer, bronce en el pasado Mundial en pista de Valencia, con la que tenía previsto saltar 4,55. Maurer estuvo discutiendo con los jueces y con el delegado de la IAAF. En vista de que no encontraban ninguna solución posible, la brasileña desistió saltar esta altura y espero a que se elevase el listón diez centímetros más, para los que ya tenía su pértiga. Pero sus tres intentos sobre 4,65 fueron nulos.