España 'debuta' ante Croacia
La selección apabulla a Angola con la mayor paliza de los Juegos, pero necesita mejorar para el duelo de cuartos
Actualizado: GuardarEspaña cumplió sobradamente el trámite de sellar la cartilla en el INEM. Pero no madrugó, qué va. Dejó que la jornada se estirase casi al mediodía antes de solventar la obligación. Como clientes de la oficina a la que acuden quienes desgraciadamente carecen de empleo, los jugadores de la selección ejercieron de parados hasta el minuto 13 del entrenamiento programado con Angola. Aprovecharon el primer tercio del 'duelo' (15-25) para mirar, inmóviles y apoyados en la valla, la obra entusiasta a la que se aplicaba el equipo africano. «Aficionados, que sois unos aficionados», dirían los cómicos de 'Vaya Semanita'. Con la tensión por los suelos del enfermo que necesita camilla y una falta de disposición próxima a la desidia, el combinado de Aíto anduvo por la pista como aquel que está ahí porque lo pone el ayuntamiento. Frente a Croacia, rival de cuartos, la pereza se pagará a precio de angulas. A partir de mañana, cada pecado acarrea penitencia.
España se desperezó ayer con el último bostezo del mamut y convino que la ventaja de Angola sobrepasaba los límites de la decencia. Bastó la actitud con 'c', la 'p' de la aptitud se le sobreentiende a este grupo, para virar el partido como haría un gigante con la bola del mundo. «El mundo está loco», le dice a la cámara un demente de radio La Colifata en el anuncio televisivo. Eso debe ocurrir para que Angola e Irán participen en los Juegos Olímpicos de baloncesto. O será cuestión de los cupos, esa correción política que marca una época donde resulta obligatorio cogérsela con papel de fumar.
Con 17-25 en el marcador y cinco minutos para alcanzar el descanso, Pau Gasol regresó a la pista. El equipo decidió encomendarle todo el trabajo ofensivo a su estrella mientras, de común acuerdo entre sus miembros, despertaba por fin para la defensa. Una sencilla presión sobre la pelota desembocó en un sinfin de recuperaciones que los hombres de Aíto entregaron al pívot de los Lakers, faro de una remontada apabullante como delantero centro o distribuidor de balones desde su notable capacidad para el pase. Dos meses después de enfrentarse con Tim Duncan y Kevin Garnett, Gasol se sintió rodeado de interiores aptos para jugar en la EBA, una cabeza más bajos y dos toneladas inferiores en los fundamentos técnicos del juego. El de Sant Boi metió 31 puntos en 24 minutos con la sensación de poder superar, necesidad mediante, la media centena.
Algunas aportaciones de la aritmética para ahorrar comentarios. Desde la máxima renta angoleña (15-25) hasta el 98-50 final -mayor demolición en los Juegos- España ganó esos dos tercios por el insultante marcador de 83-25. Todo muy fácil. Hasta tres veces seguidas repitió la selección el mismo ataque antes del descanso: pase vertical de Ricky al alero que corta por el centro de la zona y bandeja. De ahí al final, grietas que se hacen simas, acciones toreras para gustarse en la plaza, buena disposición defensiva a lomos del acierto adelante y rendición africana. Angola se movía ayer igual que España ante Estados Unidos, como torpe y a cámara lenta mientras al adversario lo agitaba un acelerador de partículas.
Superada la primera fase con resultados lógicos y baloncesto inferior al esperado, el combinado nacional empezará mañana realmente el torneo olímpico. Lo hará frente a Croacia, un adversario menos temible que Lituania o Argentina. Pero el país con la bandera de ajedrez exigirá que España muestre los galones que la acreditan como campeona del mundo. El favoritismo en las apuestas corresponde, huelga decirlo, al cuadro de Aíto si se acerca a sus límites, despeja las dudas y decide -por fin- anular esas ventajas que concede a los adversarios en los arranques de cada partido.
Croacia es un adolescente que anhela el estirón a la sombra agobiante de estrellas pretéritas como Petrovic, Kukoc y Radja tras la plata olímpica de Barcelona nada más separarse de Yugoslavia. Años después de caminar por las tierras de nadie, transita ahora la senda adecuada tras su destacable clasificación en el Preolímpico. Adiestrada por un técnico de jerarquía, Jasmin Repesa, cuenta con ocho hombres que juegan o lo han hecho en la ACB. Dispone de bases (Ukic, Popovic y Planinic) con más aptitud para anotar que construir; aleros al mando de Tomas, recuperado por el Real Madrid; y pívots versátiles, puesto donde se alinean el 'bilbaíno' Banic y el baskonista Barac, su techo de 2,17. Si el resultado para la quiniela del España-Croacia se pide hace dos semanas, sale un '1' como una catedral. Ahora también fía la gente el dinero en el mismo sentido, pero marca la casilla con aspa menos gruesa.
El adversario no tiene un Pau Gasol, pero se ha ganado el respeto de encararlo con seriedad estricta y necesaria. Ya se sabe que el encuentro de cuartos de final es una navaja recién afilada. Si no se toma por el mango, corta al menor descuido.