Zampando
Si analizamos cual es el tema dominante en nuestras televisiones a lo largo del día, el liderazgo está claro: la comida. En televisión se come por la mañana, por la tarde, por la noche y de madrugada, de día y de noche, solos o en compañía, a todas horas.
Actualizado:No me refiero a la gran cantidad de publicidad sobre alimentación que domina los anuncios, que también, sino a que no pasan dos horas sin que desde la pequeña pantalla se nos incite a zampar. La cosa puede empezar a las 10 de la mañana, con cocina con Bruno Oteiza (La Sexta), que siempre nos explica lo que debemos comer. El otro día toco tarta de hojaldre con atún picante ahumado. Los fines de semana es Eva Arguiñano quién toma el relevo y, como los programas son reemisiones, no nos propone un plato sino dos. Este domingo pechuga de pato con pasta negra y bonito a la miel. Una vez bien cebados, se puede seguir con Esta mañana de verano (TVE 1), cuyas cámaras recorren los mercados para que la comida nos entre por los ojos. "Yo lo cultivo, yo me lo como", dicen mientras sugieren que los espectadores cultiven sus propios alimentos al grito de quién tiene un huerto, tiene un tesoro. Y también, y ya de paso, su cocinero nos sugiere que nos traguemos otro suculento plato cocinado allí mismo. En Tu sí que vales (Telecinco) se hace un concurso de como amasar la pasta de la pizza. Y antes de que hayamos terminado de cocinar todo lo que nos han sugerido, aparece un clásico, Karlos Arguiñano que En tu cocina (Telecinco) insiste en que no nos quedemos con hambre.
Por la tarde seguimos sin dar descanso al estómago: en Visto y oído (Cuatro), En España directo nos muestran día tras día como en España lo único que se hace es tragar. Si hemos dejado la cocina hecha un asco con tanta pitanza, en Antena 3 nos explican que el aceite ya usado, no hay que tirarlo al fregadero, que contamina mucho, sino que mediante un ingenioso sistema se puede solidificar y tirarlo directamente a la basura. Los estudios dicen que en España hay sobrepeso. Nos pasamos el día zampando y, a lo mejor, a quién habría que empezar por poner a dieta es a las televisiones.