Rabia en la ciudad ocupada
Los georgianos empiezan a regresar a sus casas indignados por la presencia de soldados del Kremlin en su país
Actualizado:La familia Goglidze, tras seis días viviendo como desplazados en Tiflis, han decidido regresar a su casa de Gori pese a la presencia rusa. Nugzar, el cabeza de familia, muestra a los soldados del Kremlin su viejo pasaporte de la URSS. «¿Si Stalin levantara la cabeza!», susurra. Angela, su mujer, se niega a hablar en ruso y enseña su documento georgiano a regañadientes. «¿Por qué tenemos que mostrarles nada? Este es nuestro país». Su casa es una humilde vivienda rural a las afueras. Nugzar se adelanta para ver cómo está todo. Todo en orden. No les han robado sus escasos bienes.
Cerca de su casa, una anciana les saluda desde el quinto piso del típico bloque de viviendas de la era soviética. El edificio fue alcanzado por la artillería rusa y está parcialmente destruido, pero Elene Zerekidze, de 85 años, no lo ha abandonado en ningún momento. «¿Dónde mejor que en mi casa? Esto que ves es todo lo que tengo y mi deber era defenderlo», señala entre sollozos. «No sé si se irán o no pero la verdad es que están más amables que nunca. El problema de verdad son las bandas de paramilitares, que se lo están llevando todo»,
Las calles de Gori están desiertas pero la plaza central presenta una animación poco habitual. Los vecinos hacen cola frente a la escuela municipal, donde se están repartiendo cajas de comida traídas por la Media Luna Roja. «Hemos pasado cuatro días de ayuno. Desde que llegaron los rusos nadie salía a la calle por miedo a que le dispararan, ¿dadnos algo!», grita una mujer en medio del caos en el que se transforma el primer reparto de ayuda humanitaria.
Mientras, los camiones de la Cruz Roja Internacional y los vehículos de Naciones Unidas esperan el visto bueno de Moscú para adentrarse en Osetia del Sur. De momento, la nueva frontera impuesta por los rusos sigue establecida en Gori y está marcada por dos tanques que cierran el paso a cualquier vehículo. Los cañones de estos tanques, además, apuntan a Georgia.