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Deferr, siempre un amigo
El gimnasta español cumple de nuevo y gana la medalla de plata en suelo, que suma a los oros en salto en Sydney y Atenas
Actualizado: GuardarPor fin lo consiguió. No fue lo que soñaba, el oro, pero sí la plata; la primera medalla que conquista Gervasio Deferr en suelo en unos Juegos, para engrandecer su leyenda olímpica, para igualar al ciclista Joan Llaneras, también en dos ocasiones campeón y una vez subcampeón. Su reto era convertirse en el primer deportista español de la historia con tres metales dorados olímpicos, pero se quedó a un paso. Cometió un error, «un pequeño desliz en el ejercicio de su vida», según lo calificó su entrenador.
Por ello estuvo Deferr todo el día nervioso. Y más ansioso aún antes de salir a la pista, mientras veía cómo fallaban uno tras otro sus rivales, salvo el chino Zou Kai, a quien quizás le otorgaron una puntuación «un poco alta», como reconoció el catalán. Descargó toda su tensión cuando vio la pantalla y comprobó que se había llevado la plata. Tuvo que dirigir su vista al marcador porque en ese momento no sabía si con su puntuación (15,775) había quedado segundo o tercero. Ya había aventurado que el oro estaría rondando los 16 puntos. El nuevo y joven campeón olímpico, de 20 años, siete menos que el veterano Deferr, sumó 16,050.
Le tocaba salir el último. Sus grandes rivales, el rumano Dragulescu y el brasileño Hipolyto, que acabó llorando, se habían estrellado y Zou Kai tampoco había sacado una puntuación imposible de alcanzar. En teoría, salir el último siempre es una ventaja, pero al catalán también le pudo la presión.
Tenía el oro grabado en la cabeza y por eso estaba tan tensionado, con el corazón y las venas a punto de estallar cuando saltó a la pista. Ni siquiera quiso ver el ejercicio de Dragulescu, concentrado en lo suyo, en no fallar, pero no tenía una buena cara cuando se disponía a salir. Estaba un tanto desencajado.
Falta de equilibrio
Fue clavando la salida y sus diagonales, pero en el Cristo invertido no aguantó el equilibrio lo suficiente. Con el fin de no resbalarse, Deferr, como siempre ha hecho en Pekín, se puso un 'spray' que según dice es una especie de pegamento, pero sus pies descalzos se le quedaron casi pegados en el llamado San Pedro y tuvo que hacer un esfuerzo extra para aguantar. No lo logró y se le notó demasiado. Aunque al acabar hizo un gesto torero, como diciendo: «¿Aquí estoy yo!». Sin embargo, los jueces ya tenían decidido su veredicto.
En cualquier caso, Gervasio Deferr fue muy deportivo y confesó que no había realizado mejor ejercicio que el chino, que se llevó el oro, y que su plata se podía considerar justa. Hueto añadió que aunque su pupilo no hubiese titubeado en la posición del Cristo, no habría podido superar a Zou Kai. Como mucho, sin esa penalización habría sumado una o dos décimas más.
De lo que sí se lamentaba su entrenador era de que no haya sido capaz de ganar aún en suelo, en su especialidad. Pese a todo, Deferr lo daba por bueno.