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Metales

VUELTA DE HOJA En este agosto, tan augusto y tan lento como todos, se habla sólo de metales. De nobles metales redondos ganados en la Olimpiada o bien de siniestros hierros construidos para la guerra, que son los Juegos más antiguos de la humanidad. También hay una conversación aplazada pero inexorable, sobre la crisis. ¿Quién sería el que dijo eso de que el dinero es «el vil metal»? Seguro que además de pobre era un tipo envidioso que hablaba de oídas. Su invención se atribuye al mismísimo demonio -alguien le llamó estiércol del diablo- pero está presente en todas las guerra y en todos os deportes. Aquí y en Pekín.

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Siempre es más agradable que una conversación de sobremesa tenga como protagonista a Nadal que a Solbes, pero hay que reconocer que es preferible hablar de Solbes que hablar de Bush. Estados Unidos impone el alto del fuego a Georgia y Condoleezza Rice ha prometido a Saakashivili ayuda económica. Lo que hace más diferente el deporte de la guerra es que en la primera actividad existen jueces y árbitros que vigilan el reglamento. En las guerras son los vencedores los que establecen las normas. Rusia no sólo no se va de Georgia, sino que avisa a Polonia de una «respuesta nuclear». El presidente norteamericano es una persona sumamente desagradable, pero asegura que no desea de ningún modo otra guerra fría. En su poderoso país nadie concibe la posibilidad de actuar militarmente en Georgia. Todos están pendientes de las chapas que pueda conseguir el monstruo marino Michael Phelps, el escualo de Baltimore, y el Cáucaso les pilla lejos.

Por su parte, Su Santidad el Papa Benedicto XVI nos ha recodado, desde su residencia de Castel Gandolfo, con motivo de la festividad de la Asunción de María, que la Virgen «vela siempre por sus hijos». De modo muy especial en los momentos difíciles.