Cien mil maneras de vivir una fiesta
En las barbacoas caben todos: jóvenes, familias enteras, autóctonos y foráneos... Hasta 'guiris' se dieron cita ayer en las playas gaditanas para disfrutar del mayor evento del verano
Actualizado: GuardarDicen que el origen de las Barbacoas es eminentemente femenino, ya que allá por los años 50 las mujeres no veían el fútbol y mucho menos entraban al estadio a ver el Trofeo. Así, mientras los hombres se desgañitaban en las gradas, ellas se reunían junto al estadio con los bocadillos o, como hoy en día, con todas las viandas posibles para cenar entre partido y partido. Lo que comenzó como una reunión espontánea fue creciendo, ya en la playa, como una tradición difícil de desarraigar.
Cincuenta y cuatro años después, las barbacoas se han transformado de tal manera que es difícil definirlas, narrarlas y descubrirlas de una manera única. Existen tantos tipos de barbacoas como grupos diferentes se reúnen en torno al carbón y cada uno lo vive de una manera distinta: está la barbacoa de los amigos, las familiares... Y hasta las de guiris, que si bien muestran al principio cara de desconcierto ante la multitud de la playa. -«¿Las barbacoas? ¿Qué es eso de las barbacoas», preguntaba ayer Susana, una joven inglesa de 26 años-, la mayoría optan por unirse a la celebración.
Ayer, muchos extranjeros añadieron su granito de arena a los más de 100.000 personas que celebraron el Trofeo. Sobre todo, los más jóvenes, que llegan a España sedientos de fiestas. «¿Me encantan las fiestas!», exclamaba, Andrew, un joven escocés que se preparaba para el acontecimiento.
La noche más joven
«Comer y beber, no le hacemos ascos a ninguno de los dos», afirmaban anoche Navas y compañía para resumir este evento, que han descubierto este año por primera vez de la mano de su amigo Chez, un jiennense afincado en Cádiz, aunque vestido con la camiseta amarilla como un gadita más. «Esto es para venir a verlo», les dijo su amigo y el resultado, dicen, no les ha defraudado. La definición de este veinteañero no ha podido ser más acertada... para la manera en que los más jóvenes viven la noche del Trofeo. Y es que, aunque el botellón se ha hecho un gran sitio en la tradicional fiesta, el alcohol no ha desterrado del todo al carbón y el hierro. «No le hacemos asco a ninguno de los dos. Así que la carne que no falte... y luego que vengan las copitas», confirma Navas.
Aunque lo parezca, por la multitud, la playa no es terreno exclusivo de los jóvenes y los botellones. También muchas familias bajaron a celebrar una noche que bien podía parecer una cena navideña, con todos los miembros reunidos en torno a este particular banquete. Si no, que se lo digan a Javier Foncubierta, que como decía aquel anuncio de turrón también él «vuelve a casa por el Carranza»: vive en Madrid, donde trabaja, pero cada año, sin falta, regresa a Cádiz a pasar la noche de Barbacoas con su familia. Ayer se congregaron todos en la Caleta, pertrechados con «to los avíos»: pinchito, caballita, sardina,... «Lo que no puede faltar es la familia», exclamaba Javier y, efectivamente, la frase le queda de anuncio. Si por algo se destaca la barbacoa típica familiar es por que tiene de todo: empanada, caballa, papas aliñás...
Una fiesta con niños
A varias decenas de metros de distancia, también en la Caleta, otro grupo de amigos presume de veteranía y entorno familiar: «Nosotros venimos desde hace más de 20 años», explica Manuel Romero, que con su delantar de barbacoísta profesional cocinó anoche para más de treinta personas, miembros de cinco familias (los Mey, los Devesa, los Dávila y los Lázaro) amigos entre sí, que han vivido casi todas las maneras de celebrar la fiesta: cuando eran niños, de jóvenes, con sus parejas y, ahora, con hijos. Uno de ellos, Alex de 12 años, nació precisamente durante la celebración de un Trofeo. Después de tanto tiempo consideran que «es ahora cuando mejor nos lo pasamos -explican- viendo cómo juegan y se divierten los más pequeños».
Al fondo suena un «¿gooooooool, uyyyyy!» y todos pegan un brinco: familias, jóvenes y niños... Hasta los jiennenses, porque, además del carbón, el alcohol y los pinchitos, el fútbol (y la pasión que despierta) sigue siendo el nexo de unión para todos los que ayer pasaron la noche más larga del mes de agosto en la playa.