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ESPAÑA

Una discoteca de Valladolid, condenada porque una clienta ingirió sosa cáustica

El Tribunal Supremo confirmó ayer la sentencia que obliga al dueño y a un camarero de una discoteca de Valladolid a pagar 209.000 euros a una mujer que sufrió graves lesiones al ingerir sosa cáustica cuando bebió el contenido de una botella de agua que había sobre la barra. La víctima, que padece secuelas permanentes provocadas por el líquido abrasivo, ha tardado doce años en lograr que la justicia confirmase su derecho a la indemnización.

A. T.
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La sentencia, dictada en primer lugar por un juzgado de Valladolid, endurecida por la Audiencia Provincial y confirmada por el Supremo, explica que el incidente se produjo en la madrugada del 23 al 24 de febrero de 1996, en la discoteca Charlot. La víctima, amiga de los empleados, formaba parte de un grupo que a la una y media de la madrugada permanecía en el establecimiento, con la puerta ya cerrada al público, y que gozaba de la confianza de tomar cualquier bebida que desease.

Uno de los camareros llenó con sosa una botella de agua y la dejó en la barra junto a otras botellas mientras salía a tirar la basura, sin avisar de ello a los presentes. La mujer creyó que era agua y dio un trago. El Supremo confirma que toda la responsabilidad de lo ocurrido la tienen los condenados.