La hora de Paquillo
El marchista español, que dice temer más a la humedad que a la polución y el calor, debuta mañana después de una preparación intensa que le ha llevado por 4 continentes
Actualizado: GuardarLa de Paquillo Fernández es la primera gran opción a medalla del atletismo español en estos Juegos Olímpicos. Primero, porque compite pronto, en la segunda jornada (tres de la madrugada del sábado en España) y, después, porque el marchador granadino es un valor fiable después de llevar seis años consecutivos sin bajarse del podio (oro en los Europeos de 2002 y 2006, y plata en los mundiales de 2003, 2005 y 2007, y en los Juegos de 2004) en la alta competición.
Ya en Pekín -ha sido de los últimos en llegar, aunque lleva bastante tiempo en Matsue (Japón), aclimatándose con una mayor tranquilidad- reconoce que llega en un buen momento de forma, lo que ya de por sí es una garantía. «Afortunadamente me encuentro muy bien físicamente, no he tenido lesiones y estoy muy motivado. Mi objetivo es subir al podio y, luego, intentar que sea lo más alto posible».
Para preparar esta cita olímpica, Paquillo ha viajado por cuatro continentes. Todos menos Oceanía. «Me gusta cambiar de lugar de entrenamiento porque las cosas se me hacen más llevaderas y disfruto más con el trabajo. Lo peor son los entrenamientos en altitud porque se me hacen más duros».
Comenzó hace cinco meses en Chihuahua (México), donde disputó una prueba de la Challenge Mundial. Después estuvo en Johannesburgo (Suráfrica), aprovechando el verano austral para comenzar la aclimatación a las temperaturas y humedad que hace en Pekín.
De ahí pasó a Cheboksary (Rusia) para competir, Varsovia (Polonia) para entrenarse en casa de Robert Korzeniowsky, su técnico, y Font Romeu (Francia) para adquirir un mayor número de glóbulos rojos. Ha finalizado en Matsue (Japón), tal como lo hizo hace un año de cara al Mundial de Osaka, al ser ésta una ciudad que tiene las mismas características de calor y humedad (no de polución) que Pekín. Todo esto, claro, con desplazamientos a casa en Guadix (Granada) entre viaje y viaje.
«Humedad, calor y polución son dos inconvenientes a tener en cuenta, que endurecerán mucho la carrera pero que van a ser iguales para todo el mundo. En esas mismas condiciones ya gané el año pasado el subcampeonato del mundo en Osaka, con mucho calor y humedad, recuerdo. A la polución no le doy demasiada importancia. La fuerte lluvia de hoy (por ayer) habrá limpiado el ambiente. Es mucho más preocupante el tema de la humedad, por lo que habrá de hidratarse bien», dice.
Jefferson, el rival
A la hora de hablar de rivales, el primero que le surge es el del ecuatoriano Jefferson Pérez, su «bestia negra» particular desde que le ganara en el Mundial de París de 2003.
«Jefferson es uno de los favoritos porque siempre llega extraordinario a la gran competición. Pero va a haber muchos más hombres a vigilar, como el mexicano Eder Sánchez, un chaval de 22 años con muchas ganas, que el año pasado quedó cuarto en Osaka y que este año me ha ganado una prueba; el ruso Morozov, que ha batido el récord del mundo (1h.16:43) hace poco (8 de junio), el resto de los rusos y los chinos, que estarán muy motivados con su gente y además son los que mejor aclimatados están», añade.
También habría que añadir al noruego Erik Tysse, al australiano Luke Adams y al atleta tunecino Hatem Ghoula).
Jefferson Pérez, como suele ser habitual en él, no se deja ver mucho en la alta competición.
La última referencia que se tiene de él fue la victoria que obtuvo en la Clásica Sesto San Giovanni (Italia), localidad en la que ha preparado estos Juegos.
Además, estos serán sus últimos Juegos (33 años) y tiene una espina clavada porque desde su triunfo en Atlanta 96 no ha refrendado en la cita olímpica sus buenos resultados en Mundiales.
Paquillo se ha dejado ver más, rematando su preparación con el récord del mundo de los 10.000 metros en pista (37:53.90) que consiguió en el reciente Campeonato de España de Tenerife.