ILEGAL. Un guardia civil retira un botellón un fin de semana. / A. V.
Ciudadanos

La Ley Antibotellón logra controlar el consumo masivo de alcohol en las ciudades de la Bahía

En verano reaparecen grupos de jóvenes que beben fuera de los lugares permitidos, pero son minoritarios En Jerez, la movida se dispersa por la ciudad en lugar de concentrarse en el botellódromo autorizado

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Un año y ocho meses después de la entrada en vigor de la conocida como Ley Antibotellón en Andalucía (en diciembre de 2006), puede decirse que los 'lotes' (como son conocidos los paquetes de alcohol, hielo y refrescos) han desaparecido prácticamente de las calles y plazas de muchas ciudades de la Bahía de Cádiz, gracias en gran parte a que la norma no erradica por completo el consumo al aire libre. Los botellones se han trasladado sin grandes conflictos a los lugares acotados y permitidos por los ayuntamientos, donde el ruido nocturno parece molestar menos a vecinos y viandantes (el verdadero problema que motivó la creación de esta norma): los llamados 'botellódromos'. Con todo, el control varía dependiendo de cada ciudad, aunque todos los ayuntamientos coinciden en afirmar que los viejos problemas que causaba la movida hace apenas dos años han acabado al fin.

A pesar de todo, en vacaciones, no es extraño que el botellón llegue a extenderse a otras plazas y calles dentro de las ciudades, aunque ya no en forma de grandes concentraciones de personas como hace años, sino en pequeños grupos dispersos. La llegada de jóvenes veraneantes tiene mucho que ver en esta especie de 'microbotellones', que buscan lugares más escondidos del control de la Policía Local y las correspondientes multas (desde 300 euros por beber en la vía pública).

CÁDIZ

Erradicado fuera de la Punta

En la capital, el consumo fuera del espacio permitido para beber alcohol (la Punta de San Felipe) es mínimo. De hecho, las multas por incumplir la ley son mínimas en la ciudad y desde el 1 de marzo, apenas sumaron 117. Las campañas de concienciación previas tuvieron éxito y el emplazamiento fue aceptado en general, ya que se trataba de un histórico lugar de marcha nocturna. En este sentido, desde el Ayuntamiento se destaca «la colaboración de los jóvenes, ya que todos han entendido la necesidad de compatibilizar ocio y descanso de los vecinos», explican.

EL PUERTO

Dos zonas no oficiales

En el Puerto el pasado año la Muralla o la plaza del Castillo eran dos de los lugares en los que se citaban los jóvenes para beber. Pero la presencia de la Policía Local ha acabado con el consumo en estas zonas. Este año, huyendo de las aglomeraciones del paseo de José Luís Tejada o del parque Calderón (los lugares oficiales para beber), muchos jóvenes optan por reunirse en El Buzo o en el Soto de Vistahermosa,informa Cristina Lojo. Sin embargo, según el Ayuntamiento portuense, ambos lugares están siendo ya controlados. En El Buzo, por ejemplo, la Policía Local ha conseguido que los jóvenes dejen de acudir. En el Soto de Vistahermosa, por su parte, también se realizan controles, pero el problema aún persiste y los agentes levantan una media de 30 actas cada fin de semana por beber en la vía pública. Los vecinos de esta urbanización han contratado incluso servicios de seguridad privada, con patrullas de vigilancia, para erradicar el problema.

SAN FERNANDO Y PUERTO REAL

Un fenómeno casi «extinto»

En otras ciudades de la Bahía, como Puerto Real o San Fernando, donde en la pasada década la movida aún tomaba las calles con miles de personas, el fenómeno ha decaído en los últimos años hasta estar prácticamente «extinto» incluso en las zonas habilitadas.

El Ayuntamiento puertorrealeño, por ejemplo, asegura no haber tomado ningún tipo de medidas ni haber crear ordenanzas, porque considera que el botellón no representa un problema en la localidad. Los jóvenes de esta ciudad buscan los fines de semana otros destinos, donde las concentraciones en torno al botellón sí son aún un fenómeno con éxito. En San Fernando, por su parte, sí se ha habilitado un botellódromo, en la explanada de La Magdalena, pero no satisface ni a los usuario ni a los vecinos.. Los jóvenes critican la ausencia de muros y los vecinos han llevado sus críticas al Defensor del Pueblo Andaluz. Las asociaciones de vecinos han llegado a denunciar al municipio por permitir la congregación de jóvenes en esta zona cercana a la barriada de Los Claveles.

CHICLANA

Sin sitio para el 'botellódromo'

En Chiclana, el botellón no se extiende fuera de las zonas permitidas porque, de hecho, aún no se ha acotado ningún espacio para ello. El lugar ideado en un principio es el parque de Las Albinas, pero sigue sin estar acondicionado. Desde el Consistorio aclaran que han intentando buscar un parcela municipal, pero ninguna cumplía con los requisitos: sería necesario que esté apartada de zonas residenciales y que se encuentre cerca de los bares de copas de la costa. Para la Delegación de Juventud de Chiclana, solventar el problema del botellón ha sido imposible durante este verano, cuando la movida en Chiclana se traslada sin duda a la playa. La ausencia del «botellódromo» ha provocado que la Policía Local tramite hasta 38 expedientes sólo el último fin de semana. La mayoría de ellos, a jóvenes que bebían alcohol en las cercanías de los centros comerciales de Bellamar y Tartessus.

CONIL

Botellones de verano

En la ciudad de Conil los verdaderos problemas con el botellón se dan en verano, cuando la población se masifica. Sin embargo, también en este municipio los jóvenes se limitan en su mayoría al espacio acotado para ello: el espacio de ocio conocido como «las carpas», donde también se organizan conciertos. En la pedanía de los Caños (de Barbate), el botellón ilegal sigue realizándose especialmente en la playa, aunque reducida a pequeños grupos que suelen ser dispersados por la Guardia Civil antes, incluso, de interponerse multas por infracción.

JEREZ

La excepción al control

Tras la aplicación de la Ley Antibotellón, los vecinos coinciden en señalar que la situación «ha mejorado bastante». Lejos han quedado aquellas impresionantes concentraciones de jóvenes en zonas residenciales como la plaza de San Andrés, que tantas molestias ocasionaron a los vecinos en su día y que obligaron a la Junta de Andalucía y a los ayuntamientos de la comunidad a buscar una salida. Si bien es cierto que han ido apareciendo focos dispersos a lo largo y ancho de la ciudad que han sustituido a las macroconcentraciones del pasado.

La zona oficial donde se reúnen las noches de los viernes y los sábados (sobre todo) los jóvenes jerezanos es el botellódromo habilitado para ello entre la avenida de los Chiribitos y la calle Miguel de Unamuno, pero eso no evita que otros muchos, descontentos con el ambiente que presenta dicho lugar, hayan decidido trasladar las botellas, los vasos y el hielo a otros puntos de la ciudad como la Alameda Vieja, otras plazas del centro, algunas del barrio de San Joaquín y sobre todo en los alrededores de Chapín.