Editorial

Principio de paz

El acuerdo alcanzado ayer por el presidente ruso, Dmitri Medvédev, y por Nicolás Sarkozy en nombre de la Unión Europea, 24 horas después del alto el fuego unilateral decretado por las autoridades de Georgia, debe provocar el cese definitivo de las hostilidades que han incendiado el Cáucaso para incredulidad y desconcierto de la comunidad internacional. El deseable encauzamiento de un conflicto que jamás debería haber rebasado el terreno de la diplomacia no puede difuminar la condena que merecen la temeraria incursión del Ejército georgiano en Osetia del Sur ni la desmedida respuesta del Kremlin, cuya conducta en los últimos días ha evidenciado una inquietante disposición a aprovechar la crisis para desplegarse de nuevo ante el mundo como la gran potencia que fue y que quiere volver a hacerse respetar. Rusia ha demostrado que es capaz de atemorizar a la UE y a EE UU amenazando con la primera invasión de un país soberano tras la caída de la URSS. Pero la reconducción de la crisis hacia el acuerdo diplomático también sitúan a Moscú ante las limitaciones y los riesgos que conllevaba su desproporcionada reacción.

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El hecho de que Rusia haya vinculado la eventual resolución pacífica del conflicto a la propuesta negociadora de la UE sugiere una intencionada distinción entre los mediadores comunitarios y EE UU. Pero esta diferenciación no puede derivar en diferencias de criterio sobre un principio de acuerdo que obliga a poner fin a los enfrentamientos armados y regresar a la situación previa al conflicto antes de emprender un nuevo proceso negociador. La condición impuesta por Rusia para que el mismo incluya la revisión del estatus de Osetia del Sur y Abjazia sitúa a la comunidad internacional ante el espejo de su actitud en el precedente de la secesión unilateral de Kosovo. Pero el diálogo que pueda entablarse a partir de ahora no debería alentar la impresión ante el Kremlin de que ha sido justamente su censurable incursión militar la que habría hecho irreversible el camino hacia la secesión.