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TRAPICHEO. La antigua casa del guarda esté siendo utilizada en la actualidad como chutadero.
Jerez

El parque que acabó reducido a escombros El problema de seguridad que persigue a tantas barriadas

Los vecinos de El Pinar lamentan que un ambicioso proyecto haya quedado en la nada

A. D.
Actualizado:

Uno de los problemas estrella de El Pinar es la falta de seguridad, algo que viene siendo denunciado por los vecinos de numerosas barriadas jerezanas. En este caso concreto, el presidente de la asociación vecinal, Manuel Cazorla, asegura que los asiduos al tráfico y consumo de sustancias estupefacientes han tomado literalmente no sólo parte del terreno destinado al futuro parque, sino también las instalaciones abandonadas del cine Mónica.

Junto a esto, critican el incesante ruido de los coches- discoteca a altas horas de la madrugada, sin que la Policía haga nada al respecto. Y es que la falta de efectivos policiales también es un constante en este barrio, cuyos residentes lamentan sentirse desprotegidos y que no existan recursos humanos suficientes para acabar con esta situación. Hace ocho años el futuro de la barriada El Pinar se presentaba prometedor para sus vecinos, que acogieron con inmensa alegría y alivio el proyecto del futuro parque ubicado entre sus viviendas y la avenida Juan Carlos I, que dotaría de vida a toda la Zona Sur y abriría numerosas posibilidades para los residentes del barrio. Un plan que terminó de perfilarse en 2006, y que incluía la rehabilitación de la casa del guarda de la parcela de 80.000 metros cuadrados en la que iría ubicado como centro multiusos, además de espacios específicos para mayores, pequeños, deportistas y un largo etcétera de iniciativas y actividades.

Hoy, dos años después, el presidente de la asociación de vecinos, Manuel Cazorla, se lamenta amargamente de que todo haya quedado en el saco del olvido y el terreno en cuestión se haya convertido en una explanada llena de malezas y ratas, con una antigua casa del guarda que ha quedado reducida a chutadero.

«Dentro de la caseta y sus alrededores se ponen grupitos de gente a trapichear, aquello ha quedado para el consumo de drogas. Hace poco pasó por allí una familia a dar de comer a unos gatos y les arrojaron una piedra enorme que por poco les mata. Es una pena, pero ya no se puede ni pasar por allí». En los exteriores del recinto abandonado, Cazorla asegura que los animales campan a sus anchas y la altura de los arbustos es tal, que algunos mayores de la barriada se han tropezado y caído a consecuencia de esto en varias ocasiones. «Hay desniveles de tierra donde no se cortan las hierbas y lo que hay ahí no son ratas, son leones de grandes. Además, el pasto está seco y existe un grave peligro de incendio. Desde luego, si hay una desgracia pediremos daños y perjuicios, porque son incomprensibles las circunstancias en las que se encuentra esa parcela».

Según el presidente vecinal, los escritos que se han remitido a la Delegación de Medio Ambiente en este sentido han sido constantes, pero el Consistorio no les ha dado ningún tipo de respuesta, por lo que para ellos el abandono de la barriada en esta materia es más que evidente. «El problema es que por aquel entonces, el proyecto del parque lo vendimos a los vecinos a bombo y platillo y ahora creen que la asociación les mintió. El Ayuntamiento dice que no hay dinero para eso, pero sí que pagan a los funcionarios para que vayan a trabajar».

Carencias

La limpieza también denuncian que brilla por su ausencia, y demandan con urgencia que el servicio público Urbaser amplíe los efectivos destinados a la zona, puesto que los propios vecinos son los que barren la puerta de sus casas, donde se acumulan ramas caídas y donde penetra agua cuando llueve, por lo que exigen la mejora de las canalizaciones.

«No desinfectan tampoco los contenedores -lamenta Cazorla- y hace falta una campaña de limpieza y desatasco. Cuando llueve hay algunas calles que verdaderamente se convierten en el río Guadalquivir». La situación preocupa en exceso a la asociación vecinal, que asegura no saber qué hacer para que el Ayuntamiento tome medidas de una vez por todas. No obstante, su presidente no tiene intención de sucumbir en el intento y subraya que, mientras le queden fuerzas, continuará luchando contra viento y marea por mejorar las condiciones de su barriada.