Prueba polaca para el nuevo Barcelona de Pep Guardiola

Pep Guardiola encara con tranquilidad el primer gran partido de la temporada. Entre el calor, la preparación y los rumores de fichajes, el nuevo Barcelona se juega media temporada contra el Wisla de Cracovia. El pase a la Liga de Campeones es vital para el club azulgrana tanto en el aspecto económico como en el deportivo.

La no clasificación supondría un palo muy serio para las arcas del Barça y jugar la Copa de la UEFA sería una decepción para un equipo construido para cotas mayores.

El encuentro contra los polacos servirá para que el Camp Nou constate la mejoría del equipo. La pretemporada ha dejado muy buenas sensaciones para el Barça. No ha perdido ningún partido y ha cambiado ciertos vicios de la última época de Frank Rijkaard. El equipo mueve mucho más rápido el balón y presiona la salida del rival como en el año del doblete. Además, se nota que la implicación de los jugadores es mucho mayor, sobre todo la de los nuevos y Samuel Eto'o.

Las salidas de Ronaldinho y Deco han espabilado al camerunés, que está más implicado en la causa y ha recuperado el olfato goleador. Este cambio de actitud ha provocado que Guardiola mude de opinión. Si en un principio era partidario de vender al africano para purificar el vestuario, ahora valora su cambio de actitud.

Contra el campeón polaco se verá la decisión final. Si juega, Eto'o no podrá fichar por ningún equipo que juegue la Liga de Campeones, con lo que los equipos de primera línea se reducen de forma alarmante; y si disputa algún minuto, su valor en el mercado bajará.

Por su parte, el Wisla de Cracovia llega a Barcelona tras debutar en la Liga polaca con una victoria sobre el Bytom y con ganas de revancha. En la temporada 2001-02, en la previa, los culés ganaron 4-3 en la ida y 0-1 en la vuelta.