Un joven de 22 años mata a golpes a un vecino por creer que le había rayado el coche en La Manga
MURCIA Actualizado: GuardarUna discusión por un posible roce en la carrocería de un coche acabó con la muerte de un hombre. Así llegó a su fin la vida de Alejandro Monerri García, padre de dos hijos, cuando iba a comprar pan en una urbanización de La Manga del Mar Menor, a mediodía del pasado lunes.
Un desconocido se acercó antes de que llegase a la tienda. Hubo una discusión y algunas palabras fuertes. Al parecer, ambos llegaron, no se sabe bien cómo, hasta el pie de una escalera que no llegaron a subir. En aquel momento, el joven golpeó a Alejandro y, en apariencia, se ensañó con su cuerpo inerte, con su víctima ya en el suelo.
Alejandro era un hombre de 42 años, deportista, fuerte y de buen carácter, según cuenta su hermano Juan José. No era un debilucho, practicaba piragüismo, ciclismo y fútbol. Sus familiares no se explican cómo es posible que un hombre pudiera matarle con sus propias manos. Lo único que se les ocurre, y su suposición está sustentada por testigos que identificaron al presunto agresor, es que aquel individuo era «un matón, un loco de las artes marciales».
El sospechoso, un joven de unos 22 años, se llama Fernando y es conocido como El Tronco. Oriundo de Madrid, según cuentan los vecinos estaba pasando unos días de vacaciones en La Manga. La mañana del día de los hechos, vio que su coche tenía una abolladura o una raya en la carrocería. Tal como cuentan algunos de los vecinos de Isla Grosa, la urbanización donde sucedió todo, el joven se enfadó bastante por el desperfecto y se puso a buscar un vehículo que tuviera una pintura similar a la que había dejado restos en el suyo. Tras mucho mirar, encontró un turismo que respondía a lo que buscaba y comenzó a preguntar por su dueño. Era Alejandro.
Las versiones de la historia son confusas y no se sabe bien cómo sucedió el enfrentamiento, pero parece claro que comenzó siendo verbal. Al parecer, Fernando increpó a Alejandro y le culpó de la abolladura, éste lo negó y quiso desentenderse. En algún momento de la discusión, la víctima fue golpeada hasta quedar tendido en el suelo. El agresor no presentaba, según los vecinos, magulladura alguna, razón por la cual la familia piensa que Alejandro fue golpeado y derribado por sorpresa. Una vez en el suelo, la víctima pudo volver a ser golpeada de forma reiterada, ya que presentaba «cardenales en todo el cuerpo», según su familia, y un grave traumatismo craneoencefálico.
Huyó del lugar
Tal como cuenta el hermano de la víctima, el agresor abandonó el lugar de los hechos omitiendo el deber de ayudar al herido. Un testigo, un niño de la urbanización, avisó a su padre, que fue el primero en alertar a los servicios de emergencias.
Cuando llegaron la Guardia Civil y las ambulancias, el personal sanitario comprobó la gravedad de las heridas y decidió su inmediato traslado en helicóptero al hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia.
En aquel momento, Alejandro, malherido, se mantenía en un estado de semiinconsciencia e incluso trataba de hablar. Pese a los esfuerzos del personal de transporte sanitario y los médicos del hospital, acabó entrando en coma y ayer los responsables de atenderle certificaron su muerte cerebral.
Mientras tanto, siempre según la familia de la víctima, el agresor se escondía en casa de sus tíos, donde pasaba las vacaciones. Ayer, por consejo de su abogado, decidió entregarse en el puesto de la Guardia Civil de Cabo de Palos.
Consternación entre la familia
El funeral por Alejandro Monerri García se celebrará hoy en el Tanatorio Arcoiris, en la carretera de Santa Catalina. Deja mujer y dos hijos, de 13 y 10 años. De profesión relojero, su hermano cuenta que su madre es una de las más afectadas por la muerte, ya que, al ser Alejandro el mayor, era el que más se ocupaba de ella. El padre, también relojero –como toda la familia–, fue entrevistado hace unos días por La Verdad. En el barrio de San Andrés, donde Alejandro tenía su relojería, todos los vecinos conocían a la familia.
El abuelo, también relojero, trabajó durante un tiempo para este periódico como maquinista. El mayor de dos hermanos, todos mantenían la tradición por la maquinaria de precisión. La viuda es profesora. La familia del fallecido tuvo que recibir ayer atención por parte de psicólogos enviados por el Centro de Coordinación de Emergencias.
Juan José, el segundo de los hermanos, habló con La Verdad, mostrando gran entereza: «En mi cabeza no está la venganza, pero espero que este hombre pase en la cárcel todo el tiempo que sea posible. Y si está loco, que lo internen, pero que esté encerrado. Ojalá esto sirva para que nadie tenga que pasar por esto». Además, hizo hincapié en que el agresor, el tal Tronco, es «uno de esos que no paran de ir al gimnasio y a clases de artes marciales», y que está claro «que sabía pelear, porque si no mi hermano hubiese podido defenderse. Aunque él era fuerte, seguro que no se esperaba un golpe por sorpresa».