«El aguante de Tomás con dos cornadas no tiene una explicación médica»
El médico que vigila su evolución en Jerez asegura no ha visto «nada igual en 40 años de cirugía» y confirma que el diestro no toreará en San Sebastián
Actualizado:En la habitación del hotel se encomiendan a sus vírgenes y santos, ordenados en los altares a la luz de una vela. Pero los verdaderos ángeles de la guarda de los matadores son de carne y hueso y esperan en la enfermería de la plaza. Julio Mendoza es uno de ellos. Por las manos del cirujano jefe de El Puerto y Jerez ha pasado gran parte del escalafón, en los momentos en que la fiesta zozobra entre la vida y la muerte, y los ojos se llenan de bisturíes, sueros, oxígeno e inyecciones. El domingo atendía a José Tomás después de su cogida en la Plaza Real y desde entonces cuida de él y de sus dos cornadas -una en el glúteo con dos trayectorias y otra en la axila de pronóstico grave- en la Clínica Los Álamos de Jerez.
-¿Cómo está el torero?
-Dolorido y preocupado, aunque las heridas evolucionan como esperábamos. Las dos cornadas han drenado mucho, que es de lo que se trata ahora.
-De la corrida de Gijón se olvida ¿Y San Sebastián?
-No sabemos cuándo se va a ir a casa, y daremos una rueda de prensa el miércoles. Pero no tengo duda de que no va a torear en San Sebastián.
-Usted que lo ha operado ahora y después de la cornada de Jerez podrá confirmar si es de carne y hueso.
-Es de carne y hueso, se lo aseguro. Aunque es incomprensible su capacidad de aguante. En cuarenta años de cirugía taurina no he visto algo así. Tenía dos cornadas y resistió sin entrar a la enfermería durante cinco toros. Cuando lo cogió preparamos el quirófano y, como no salía, fui a buscarlo al callejón. Le dije al apoderado que no sabíamos lo que tenía en el glúteo, que tenía que venir. El torero me dijo: «Doctor, iré después». Y ya está. Luego vimos que le costaba descabellar y cuando le desvestimos nos dimos cuenta de que tenía mucha sangre. ¿Pero si tiene una cornada en la axila! Él no hizo ni un comentario. Ya lo sabía.
-¿Cómo llegó a la enfermería?
-Serio, preocupado, cabreado por cómo había salido la tarde, porque los toros no habían dado juego. Sobre todo, enfadado porque la responsabilidad de que las cosas no hubieran salido bien. Algunos toreros se ponen muy nerviosos, se mueven, se miran... Este no. Dice que hagamos lo que tengamos que hacer. Está tranquilo.
-¿Cómo puede resistir el cuerpo humano cinco toros de espera y dos de lidia con tales heridas?
-Desde luego, el aguante de José Tomás ayer en El Puerto no tiene una explicación médica. Al menos, yo no se la encuentro. El torero sufría dolor, estaba perdiendo sangre y además se enfrentaba al miedo de no saber qué se tiene. La respuesta debe estar en el tremendo control que tiene sobre su cerebro. Es mental, su manera de pensar.
-Algunos dicen que es un loco.
-De eso nada. Es consciente, normal, serio... Sabe lo que hace y le duele como a todo el mundo. Lo que ocurre es que es especialmente consciente de su responsabilidad. Y que es un tío, claro. Nunca he visto tal sentido del pundonor en un torero. Él dice que sabe de su responsabilidad, que cobra más que los demás, lo que la gente ha pagado por verle torear.
-¿La posibilidad cierta de la muerte es parte de la fiesta de los toros?
-Desde luego. Afortunadamente, pasan menos cosas de las que podrían pasar. Sin ir más lejos, José Tomás tuvo en Jerez una cogida en el cuello. Le expliqué que podía haber quedado muerto en la plaza. Si la cornada se desvía al centro lo hubiera degollado. Y hacia atrás, le hubiera seccionado la yugular. Esas cornadas son mortales de necesidad como la de Yiyo o la de Montoliu. Él les dijo a los demás «el doctor me ha dicho que me podía haber muerto». Y punto.
-¿A qué se puede comparar una cornada?
-Es como si a alguien le pegan una puñalada en el tórax o en el abdomen, pero el destrozo es mucho más importante. Por fuera presentan un desgarro con la piel muy lacerada. Por dentro puede haber muchas más cosas que no se ven. Nunca sabemos lo que nos vamos a encontrar, porque la fuerza de empuje del toro es enorme.
-Los toreros y los doctores siempre discuten sobre el momento de la reaparición. ¿Cuál de ellos es su mayor pesadilla?
-A Padilla le he asistido en varias ocasiones. Y él, como todos, cuando se ven mejor quieren abusar y empezar a torear. Padilla ha ido a torear con las heridas abiertas y los puntos puestos y luego se te presentan de aquella manera...
-Sin embargo mantienen una relación muy especial.
-Desde luego. Seguimos siendo amigos.
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