Tregua olímpica
Una rusa y una georgiana dejan a un lado el conflicto entre sus países y se abrazan en el podio de Pekín
Actualizado: GuardarHubo un tiempo, unos 800 años antes de Cristo, en el que durante la celebración de los Juegos se respetaba la tregua sagrada. Así cesaban las guerras, se prohibía a los ejércitos cualquier movimiento beligerante, se apagaban las disputas legales y la ejecución de las penas de muerte. Espectadores y atletas se aprovechaban de esos días de paz para viajar a Olimpia a través del Mediterráneo con toda seguridad. La violación de la norma, 'ekecheiria' en griego, se consideraba una ofensa al dios Zeus.
Ayer, un día después de que Georgia y Rusia sepultaran todavía más la tradición al iniciar una guerra abierta en el Cáucaso, dos de sus deportistas dejaron a un lado sus diferencias, se abrazaron con fuerza en la ceremonia de entrega de medallas, nada de gestos fingidos, se besaron y regalaron desde el podio una de las imágenes de la cita olímpica en China que pasará a formar parte de la memoria colectiva.
Se achucharon en Pekín una georgiana, Nino Salukvadze, bronce en tiro con pistola de aire a diez metros, y una rusa, Natalia Paderina, plata, mientras bien lejos de allí, a casi 6.000 kilómetros, sus ejércitos proseguían con el horror de la guerra. Resultó toda una ironía que dos mujeres armadas lograsen escenificar lo que ni la comunidad internacional ha conseguido.
«Fue bonito que Natalia viniera a darme un abrazo», explicó la georgiana, que ofreció el metal a sus compatriotas, que «viven horas difíciles». «Si el mundo aprende alguna lección de esto, nunca más habría guerras. No debería haber odio entre los atletas y entre la gente. Ni deberíamos caer tan bajo como para hacer la guerra», remató la tiradora.
Salukvadze es una de los 35 deportistas que forman la delegación georgiana, que había pensado abandonar la cita olímpica en protesta por la agresión militar de Rusia. La expedición difundió incluso una declaración en la que anunciaba que se despedía de los Juegos -lo que le podía costar al país una descalificación de ocho años-, pero finalmente dio marcha atrás tras las peticiones de su presidente, Mijaíl Saakashvili.
«La opción más acertada»
El Comité Olímpico Internacional, que se mantuvo siempre al margen a la espera de acontecimientos, celebró la decisión. «Es la opción más acertada, sobre todo, para los atletas», valoró un portavoz del máximo órgano del deporte olímpico, Giselle Davies, que ha recibido garantías desde Rusia y Georgia de que los deportistas seguirán en Pekín exclusivamente para competir. «Están aquí para quedarse y disputar las pruebas. Entendemos sus emociones, pero esta es la gran oportunidad para unos deportistas que se han entrenado muy fuerte durante años», aseguró el COI.
Y a las pocas horas, Salukvadze y Paderina compitieron en tiro e hicieron algo más. Por un abrazo, y no por sus medallas, serán recordadas.