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ESCASA REPRESENTACIÓN. El pelotón español sólo tiene dos equipos en la élite mundial: el Euskaltel-Euskadi y el Caisse d'Espargne. / AFP
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España, llena de ciclistas campeones y sin equipos

Los componentes de la selección han ganado el Tour, el Giro, el Mundial, las clásicas y los Juegos Olímpicos

J. G. P.
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«Todos nos hemos vestido con ese oro», resumía Carlos Sastre agarrado a una de las vallas de la meta. Con Contador, Freire y Valverde, había tirado a una por Samuel Sánchez. «Cada uno tiene que saber cuál es su sitio. Y en esta selección hay corredores con ese don, esa chispa. Como Contador, Valverde o Samuel». Y por eso él se vistió de escudero diez días después de ganar el Tour. Algo funciona bien en el ciclismo español. Lo gana todo: el Giro, el Tour... hasta los Juegos.

Sin embargo, a ese éxito le acompaña una paradoja: la disminución del número de equipos. La expulsión del Saunier Duval del Tour -por el positivo de Riccó- y la posterior huida del patrocinador ha de jado al pelotón español con dos únicas escuadras en la élite mundial: el Euskaltel-Euskadi, financiado en parte por las instituciones vascas, y el Caisse d'Epargne, sostenido por una caja de ahorros francesa. En España, desde luego, el ciclismo es de versión individual: cosa de corredores más que de equipos.

El caso es que los ciclistas funcionan. Han ganado las tres últimas ediciones del Tour: Pereiro, Contador y Sastre. Tienen en sus filas el dorsal prodigio, el de Freire: tres veces campeón del mundo y aspirante a finales de septiembre a ser el único ciclista de la historia con cuatro títulos. El cántabro, que ha vencido dos veces en el Milán-San Remo, ha anotado este año en su palmarés la Gante-Wevelgem, dos etapas de la Tirreno-Adriático y, además, se ha convertido en el primer español que llega de verde a París: con el maillot de la regularidad.

Esa carrera, la Grande Boucle, los españoles la ganan de todas las maneras. La de Pereiro en 2006 fue afortunada por colarse en una fuga que alcanzó media hora de ventaja y, a la vez, merecida por su empeño y resistencia. El premio a un corredor valiente. La de Sastre este año distingue la constancia y la determinación. El chico de la segunda fila que al final reclama los focos. Presionando con fuerza el interruptor: con su ataque en la primera rampa de Alpe d'Huez.

Llegar y ganar

La victoria de Contador, en 2007, vino por la expulsión de Rasmussen -mintió para esquivar los controles antidopaje-, pero anunció el inicio de una era que el madrileño compartirá con Andy Schleck, Kreuziger, Urán y Gesink. Contador es una mixtura entre Induráin y Perico Delgado. Y con el carácter ganador y orgulloso de Armstrong. «He visto cosas en Alberto que sólo vi en Lance», dijo en el Giro el director del Astana, Johan Bruyneel. Y es que Contador, tras agarrar el Tour 2007, ha recogido en 2008 la Vuelta al País Vasco y el Giro de Italia. Una semana antes de iniciar la carrera rosa estaba de vacaciones en la playa. Le llamaron cuando el Giro levantó repentinamente el veto al equipo kazajo; llegó, y ganó.

Valverde no puede de momento con el Tour. Pero es imparable en la Lieja-Bastogne-Lieja (2 victorias) y en pruebas del tamaño del Dauphiné Libéré. Ahora se les suma Samuel Sánchez, tercero en la Vuelta de 2007. Apostó todo 2008 a dos fichas: su regreso al Tour -le quemaba su retirada en 2003, cuando llegó fuera de control- y su debut en los Juegos. De Francia se fue séptimo y segundo en Alpe d'Huez. Cuenta saldada. De China se irá de oro. Y aún le queda el miércoles -como a Contador- la prueba de contrarreloj. Ya lo dijo ayer Cancellara, el medallista de bronce, cuando le preguntaron por España: «Es que yo estaba solo y ellos eran cinco campeones».