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GRUPO. Los jóvenes skaters, en el campamento, muestran con orgullo sus patines. /ANTONIO VÁZQUEZ
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Primer salto hacia otro estilo de vida

22 riders de entre cinco y catorce años participan en el II Skate Camp organizado por la ANS y el Club Viprén

PABLO ROMERO YUSTA
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Son las 9 y media de la mañana. El despertador empieza a sonarcada vez más fuerte y en ese momento comienzan a oírse comentarios como: «Héctor, déjanos un poco más». Una mañana más, los jóvenes skaters se preparan para una dura jornada de aprendizaje con el patín. Una breve ducha y un energético desayuno son suficientes para comenzar el día.

El Camp de verano de Skate celebrado en La Barrosa, en Chiclana, está siendo todo un éxito. Esta iniciativa de Héctor García, especialista en medicina deportiva y conun largo currículum en el mundo del patín, busca «promocionar esta técnica para conseguir hacer del skate un deporte mayoritario», y nace de la idea de vincular el skater profesional con la enseñanza del arte del monodeslizamiento. Toda una ocasión para los 22 jóvenes aprendices, procedentes de distintos lugares del país, de cultivarse con los mejores skaters nacionales del momento.

La dinámica es la misma todas las mañanas: desayuno a las 10.30 horas, entrenamiento en el skatepark hasta las 13 horas y vuelta al campamento, donde continúan con la práctica en una minirrampa acondicionada para la continuar con las destrezas al patín. A las 16 horas comienza la comida -una dieta especial prevista por el médico deportivo- y, una vez acabada, los riders disfrutan de 2 horas de descanso. Tomás López, el benjamín del camp y uno de los más ilusionados, destacaba la importancia del descanso. «Por la mañana entrenamos muy duro y hace mucho calor. Necesitamos un rato para descansar, !si no yo no aguanto!». Tras la siesta, vuelta a la rutina. De nuevo entrenamiento en pista, cena y tiempo libre para el disfrute de los skaters. Van Gogh, uno de los participantes, confesaba que este era uno de los momentos más divertidos de día. «Aprovechamos para jugar, hablar y divertirnos».

Este campamento de verano, aparte de contar con las mejores clases técnicas y teóricas, supone una oportunidad única para el aprendizaje del inglés. Los 22 skaters, además de patinar, reciben clases de inglés con videos americanos de skate y un profesor bilingüe que sólo se comunica en inglés. En definitiva, una gran idea para poder presentar este desconocido deporte como forma de vida y de salud.