Cine clásico y DVD
CALLE PORVERA Hace meses que no voy al cine, y no sólo porque las empresas exhibidoras propietarias de las salas se hayan confabulado en mi contra y eliminaran la sesión golfa, la que más se ajustaba a mis horarios (y a mi personalidad, que diría algún amigo chistoso). La más poderosa razón para evitar los cines es que no encuentro ni un sólo título que me llame la atención.
Actualizado:Y no crean que es un problema menor o un caprichito de ociosa desocupada: en los tiempos que corren, en los que todo es tan caro y con la crisis galopante que nos azota, el único vicio que puedo permitirme ahora y en mis próximas vacaciones es asomarme de vez en cuando a la gran pantalla y disfrutar de buenas historias.
Y eso, en pleno verano, ya les confirmo que es imposible. Mi compañera Almudena lo contó hace unas semanas, y desde entonces la cosa sólo ha ido a peor. A estas alturas, y mientras espero mordiéndome las uñas al estreno de la nueva entrega de Batman, ya he visto las dos o tres cintas que se pueden visionar sin que salga uno del cine con cara de pasmo y sensación de haber sido lobotomizado. Lo demás sólo me produce bostezos, a veces hasta desagrado, y desde luego mucho aburrimiento.
Ni siquiera el hecho de que haya tres multicines en Jerez salva la situación, porque en todos se exhiben las mismas películas, a veces hasta en cuatro salas distintas. ¿De verdad tanta gente quiere ver La momia 3 o Pos data: te quiero?
La única solución que he encontrado para no morirme de asco y para alimentar mis ganas de celuloide es la vieja fórmula del «yo me lo guiso yo me lo como». Por eso, sigo tirando de DVD, de cine clásico y de sofá cómodo en casita. Así, de paso, ahorro para las vacaciones.