El último en enterarse
Como en las comedias frívolas, el marido ha sido el último en enterarse de que le habían puesto los leños en la cabeza. Al seños Solbes, tan respetado hace medio año, lo están poniendo de vuelta y media. La verdad es que cada vez que habla suben las hipotecas.
Actualizado:Ahora ha dicho que la situación económica es peor de lo que preveíamos todos, incluido él, cuya principal misión era preverla. Su comportamiento como adivino deja mucho que desear y se parece al que aquel remoto optimista que el primer día del diluvio universal, mirando al cielo bíblico, vaticinó: «esto van a ser cuatro gotas»
Hasta Schuster, el prudente y eficiente entrenador del Real Madrid, dejó de reclamar grandes fichajes, reconociendo que la situación no está para dispendios. Habrá menos pan y menos circo, aunque el número de payasos no disminuya. Agosto lo enmascara todo y se siguen haciendo listas de las mujeres y de los hombres mejor vestidos del mundo, ahora precisamente que están en traje de baño.
Se conoce que mucha gente que no puede divertirse lo pasa en grande viendo cómo se divierten los más célebres parásitos de la sociedad.
Como prueba irrefutable de que estamos con el agua al cuello basta reparar en el número de ahogados. Ayer lunes empezó mal la semana para seis y sólo en lo que llevamos de agosto han perdido la vida catorce. Si se le suman los que se ahogaron en julio, la cifra alcanza los treinta y cuatro muertos.
Pudieron ser treinta y cinco, pero mi viejo amigo Lucio se limitó a restarle unos litros de agua al Mediterráneo. El gran mesonero siempre ha tenido buena estrella y por eso la derivó en los huevos estrellados. Le conocí en el año catapún, en el Chotis, cuando era conocido como Lucio el Atómico. Que la Virgen del Carmen le guarde y le aconseje bañarse sólo en multitudes.