Opiniones
Actualizado: Guardarodo este follón veraniego que está viviendo el Cádiz, como todas las cosas de la vida, ha creado dos corrientes de opinión. Las dos con el mismo derecho a expresarse, las dos igual de válidas, las dos con sus aciertos y desaciertos. Por un lado, estamos los que pensamos que hay que centrarse en la posibilidad de mantenernos en Segunda por la vía jurídica. Y que cada vez estamos más seguros de llevar la razón, al comprobar que no paran de salir ejemplos y declaraciones a nuestro favor, aunque en nuestra contra puede estar el poco interés que le estamos dando a la planificación de la temporada, cosa que puede ser muy peligrosa y de difícil solución. Por otro lado, existe otro frente que cree que el Cádiz no tiene ninguna posibilidad, ni se la merece de mantenerse. Y que todo esto es una cortina de humo montada desde el club para tapar la nefasta dirección de éste en todos los aspectos. Creen que dicha cortina no nos deja ver el desastre que se avecina, del que ya se puede ver algo, contemplando los resultados de la pretemporada y el rendimiento y calidad de los fichajes. Como verán, a las dos partes no les faltan las razones para existir, y cada cual es libre de posicionarse. Lo que pasa es que últimamente, cada vez que ocurre algo parecido, aparecen los grandes defensores del Cádiz. Todo sabemos desde qué foro y usando qué seudónimos, para no dar su verdadera cara, arremetiendo contra todo lo que huela y vaya en contra del Sr. Antonio Muñoz, creando entre los débiles de espíritu cierto miedo a pronunciarse y a ser acusados de anticadistas. El otro día, leyendo en este mismo espacio al Sr. Keko, me pareció entender que dicho foro inquisidor lo estaba mandando a la hoguera del ultracadismo por sus declaraciones, cosa que no he querido comprobar, pues me niego en rotundo a seguirles el juego a esta pandilla. Pero me lo imagino. Ellos, los sin nombre, los que nunca se equivocan, la secta de la auténtica verdad cadista, ha encontrado otro demonio que perseguir para seguir montando su cortina de humo que no nos deje opinar sobre la realidad. Qué pena me dan todos ellos.