La 'yihad' amenaza los Juegos
Perecen dieciséis policías chinos en un atentado atribuido a un grupo musulmán de la etnia uigur que lucha por la independencia de la rica región de Xinjiang
Actualizado:A cuatro días de que se inauguren los Juegos de Pekín, el azote terrorista golpeó ayer a la China olímpica. Dieciséis policías murieron a las ocho de la mañana en un atentado contra una patrulla de guardias fronterizos en Kashgar, una localidad turística de la antigua ruta de la seda enclavada en la región de Xinjiang, al noroeste del gigante asiático.
Según los medios estatales chinos, dos individuos a bordo de un camión atropellaron primero a los agentes cuando hacían ejercicio y les lanzaron luego granadas de mano. Catorce policías fallecieron en el acto y otros dos lo hicieron mientras eran trasladados al hospital en ambulancia. Los agresores fueron detenidos.
Aunque todavía no hay confirmación oficial, todo indica que se trata de un ataque terrorista perpetrado por los separatistas que luchan por la independencia de Xinjiang. Esta región, rica en petróleo y fronteriza con Rusia, Pakistán y varias antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central, está habitada por musulmanes de la etnia uigur que consideran a los chinos unos invasores. De hecho, la agencia estatal de noticias Xinhua aseguró ayer que los dos detenidos, de 28 y 33 años, eran uigures y que uno de ellos había perdido un brazo al explotarle una bomba de fabricación casera.
Al parecer, ambos embistieron con su potente vehículo contra el grupo de agentes de fronteras cuando éstos pasaban corriendo junto al hotel Yiquan de Kashgar, una ciudad también conocida como Kashi en mandarín, que se ubica a unos 120 kilómetros de la frontera con Pakistán, Afganistán y Kirguizistán. Tras chocar contra un poste eléctrico, los dos agresores se bajaron del camión tirando artefactos de fabricación casera y apuñalando también a los supervivientes.
A pesar de la escabechina que causaron, ambos fueron atrapados poco después del enfrentamiento, mientras el Ejército sellaba la ciudad de Kashgar, cerraba a cal y canto el hospital de las Nacionalidades y obligaba a la población civil a permanecer en sus casas sin salir a la calle.
Este ataque, el más grave registrado en dicha región durante los últimos años, se ha aprovechado de la inmediata celebración de las Olimpiadas para poner de relieve el conflicto de Xinjiang. Tan vasta región, donde viven unos veinte millones de personas en sus 1,6 millones de kilómetros cuadrados, es uno de los focos sensibles de China, junto a Tíbet, por las ansias independentistas de sus ocho millones de uigures, musulmanes turcófonos de Asia Central.
Sacando partido a la guerra global contra el integrismo islámico lanzada por Estados Unidos tras los atentados del 11-S de 2001, Pekín consiguió que tanto Washington como la ONU incluyeran en la lista de grupos terroristas mundiales al Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, uno de los principales grupos que lucha por la independencia de Xinjiang y que podría tener contactos con Al- Qaida.
Sin embargo, el Congreso Mundial de Uigures, que agrupa a los miembros de esta etnia que viven en el exilio, ha rechazado en repetidas ocasiones la violencia y se ha desmarcado de las acciones terroristas que se han sucedido en China durante los últimos tiempos.
Precedente en Kunming
Entre esos atentados destacan las dos explosiones que tuvieron lugar hace dos semanas en sendos autobuses públicos de Kunming, capital de la provincia sureña de Yunnan, y que acabaron con la vida de dos personas. Poco después de esta acción, un grupo denominado Partido Islámico del Turkestán (PIT) se atribuyó su autoría y prometió llevar la 'yihad' (guerra santa), a los Juegos Olímpicos de Pekín, amenazando con emplear terroristas suicidas y hasta armas químicas.
Algunos expertos en terrorismo han considerado creíble esta advertencia y hasta han relacionado a dicho grupo con el Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, pero el Gobierno chino ha rechazado la conexión y ha negado que la reivindicación del atentado sea real. Todo ello a pesar de que el régimen de Pekín viene alertando de la amenaza uigur que planea sobre las Olimpiadas e incluso ha anunciado la desarticulación de numerosas tramas terroristas, pero sin dar datos al respecto que puedan ser corroborados de forma independiente.
Por ese motivo, los uigures, con su líder Rebiya Kadeer a la cabeza, argumentan que el régimen chino está utilizando la excusa del terrorismo para endurecer la represión en Xinjiang, donde numerosas personas han sido condenadas y ejecutadas en los últimos meses mientras otros supuestos activistas eran liquidados en choques con los militares.
Para evitar que un atentado empañe los Juegos, Pekín y las otras seis subsedes olímpicas han extremado las medidas de seguridad y se han blindado con 110.000 policías, soldados y comandos antiterroristas.