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La ONU impondrá nuevas sanciones a Irán por hacer caso omiso a su oferta

Las seis grandes potencias muestran sudecepción por la actitudde Teherán respecto a su programa nuclear

JOSÉ LUIS DE HARO
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De una vez por todas, el Gobierno de Irán deberá dar su brazo a torcer y dar muestras de cooperación si no quiere enfrentarse a nuevas sanciones promovidas a través del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Al menos así lo acordaron los representantes de EE UU, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia y China, durante una conferencia telefónica mantenida ayer.

Durante los contactos, se determinó que se deberán «tomar otras medidas de presión contra Irán» si Teherán no da una respuesta positiva «clara» a su oferta de cooperación, según explicó a la prensa el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Gonzalo Gallegos.

La conversación telefónica tuvo lugar después de que el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana, hablase con el negociador iraní Said Jalili, quién precisó que su país daría una respuesta escrita a las seis potencias hoy, según indicó Gallegos.

Esta predisposición se contradice con las declaraciones que el pasado viernes realizó el ministro de Asuntos Exteriores, Manucher Mottaki, quién dejó claro su posición. «No entendemos el lenguaje de fijar fechas límites. Les dimos nuestra respuesta en el plazo de un mes, como dijimos que la daríamos, y ahora ellos tienen que respondernos».

Por su parte, el portavoz estadounidense reafirmó que «seguimos comprometidos hacia las dos vías de nuestra doble estrategia. Por consiguiente, hemos convenido que en ausencia de una respuesta positiva clara, no tendríamos otra elección que adoptar otras medidas contra Irán en el marco de esta doble estrategia». Además añadió que «estamos decepcionados por no haber recibido respuesta de Irán tal como se convino el 19 de julio en Ginebra».

Dos semanas de plazo

Cabe recordar que en la pasada fecha, los cinco miembros del Consejo de Seguridad y Alemania, tras una reunión con Jalili en la capital suiza, otorgaron a Irán un plazo de dos semanas para responder a una oferta en la que Teherán deberá comprometerse a cooperar y suspender sus polémicas actividades de enriquecimiento de uranio. De no aceptar este acuerdo se debería enfrentar a sanciones crecientes de la comunidad internacional.

Hasta el momento, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha reiterado una vez más que Teherán está dispuesto a conversar diplomáticamente, pero no está dispuesto a dejar de enriquecer uranio. Ayer, según indicó la agencia AFP, el portavoz de la diplomacia iraní, Hasan Ghasghavi, aseguró que Teherán había «decidido proseguir la negociación con un enfoque positivo que cree una atmósfera constructiva».

En medio de esta delicada situación, el jefe de los Guardias Revolucionarios aseguró que Irán podría cerrar fácilmente la ruta de navegación clave de petróleo del Estrecho de Ormuz si el país fuese atacado por su programa nuclear, según afirmó la agencia Reuters.

Horas antes de que Bruselas anuciara que Solana había reanudado las conversaciones con el principal negociador nuclear iraní, Teherán probó con éxito el lanzamiento de un misil mar-mar de 300 kilómetros de alcance. «Con esta nueva arma ninguna nave enemiga se atreverá a invadir las aguas de Irán, ya que en ese caso será hundido hasta el fondo de las aguas».