Pasiones aledrecísticas
Actualizado: GuardarCon el aire acondicionado y con un cocktail bien frío, el verano sigue siendo tiempo para retomar viejas aficiones que el resto del año no permite practicar por aquello de las agendas apretadas. Son historias anónimas de jerezanos que intentan darle un capotazo a las horas de calor. Manuel y su tablero de ajedrez son un buen ejemplo de ello. «No estoy muy seguro en esto de salir en el periódico. No hago nada extraordinario, ni creo que le pueda interesar a nadie; tan sólo me gusta practicar uno de los juegos más maravillosos que existen como es el ajedrez», comenta. Despeja la mente y desengrasa las neuronas dicen todos los que lo conocen de este juego milenario que ni tan siquiera tiene origen fijo en todo el mapa del mundo.
Las torres están perfectamente colocadas en sus lugares y Manuel se dedica a hacer enroques indescifrables para el que no está iniciado en las reglas del juego. «Siempre compré libros sobre ajedrez, desde pequeño. Y también me ha gustado descifrar los problemas que venían en los periódicos», explica Manuel.
Así las cosas, nuestro protagonista explica que «lo más complicado ha sido siempre encontrar un contrincante que le guste disputar partidas de vez en cuando. En la universidad sí jugué bastante con un amigo, pero de aquello hace ya algunos años. Sólo nos quedaría organizar partidas por teléfono que también son posibles. Pero hace ya demasiado tiempo que no lo veo. Menos mal que salieron los juegos en los ordenadores y así es como mato el gusanillo», comenta con un cierto alivio nuestro jugador aficionado.
Como al parecer el verano viene sin vacaciones, las partidas se irán desarrollando entre aires acondicionados y unos cócteles muy bien decorados.
La meta será llegar a hacer una jugada maestra al estilo del genial Bobby Fischer. Sin embargo, en el horizonte siempre se contempla como una forma de vencer estas fechas de verano.