La naturaleza, un aprendizaje humano
Desde el 19 de julio hasta el 2 de agosto se celebró el proyecto internacional Campo de Trabajo 'Picacho 2008' En esta vivencia han participado 28 jóvenes de 18 a 30 años
Actualizado: GuardarConvivencia, colaboración y trabajo en equipo son algunos de los valores que han experimentado voluntarios y monitores pertenecientes al proyecto Campo de Trabajo Picacho 2008. Desde el 19 de julio y hasta el 2 de agosto, 28 jóvenes de distintas nacionalidades han permanecido en el interior del Parque Natural de los Alcornocales, a unos 15 kilómetros de Alcalá de los Gazules, para realizar distintas actividades relacionadas con la Educación Ambiental.
Este campo, que desde 1998 lleva a cabo Genatur, empresa de economía social dedicada principalmente a prestar servicios en el campo de la Educación Ambiental y el Turismo Activo, tiene lugar en la finca propiedad del Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules y gestionada por la Diputación Provincial de Cádiz. Además de seis jóvenes andaluces y once de otras comunidades autónomas, participan otros once jóvenes europeos, representantes de países como Francia, Alemania, Serbia y Turquía. Conforman un total de 28 jóvenes de entre 18 y 30 años. Toda una vivencia que les ha permitido convivir y compartir distintas culturas que, lejos de ser una barrera, han sido un nexo de unión entre los participantes y responsables.
Desde el verano de 1997/1998 se han organizado este tipo de proyectos. El primero fue a nivel nacional, pero desde 1999 ha sido internacional, motivo por el que se ha enriquecido humanamente el campo de trabajo. Ya suman un total de doce los proyectos que se han realizado dentro de este programa de Campos de Trabajo de Servicio Voluntario para Jóvenes del Instituto Andaluz de la Juventud. Este año el campamento ha resultado un éxito más, pues, como explica el director del campo de trabajo, Francisco Sánchez Padilla, «la historia ha ido muy bien. Se nos han ido dos voluntarios turcos porque han tenido problemas personales, pero la convivencia es estupenda entre los 26 jóvenes voluntarios y los seis monitores que formamos parte del equipo».
En esta ocasión, al igual que en años anteriores, el trabajo se ha enmarcado dentro de un programa de conservación de flora. Concretamente se trabaja en la localización y el marcaje de laureles, avellanillos, robles melojos y acebos, así como de otras labores de conservación. Además, el grupo ha disfrutado de la realización de diferentes actividades educativas como son la creación de un huerto tradicional, la recuperación de distintas áreas del patrimonio cultural de la zona, la recogida de información sobre agricultura tradicional a través de fuentes directas con los habitantes más antiguos de la zona, la conservación de semillas y actividades de información y sensibilización.
A estas actividades voluntarias se les suman otro tipo de tareas desarrolladas como complemento. De esta manera, se han realizado excursiones a la playa de Bolonia y Baelo Claudia, así como las ciudades de Jerez y Cádiz. Talleres de malabares, estudio de fauna y vegetación, elaboración de ungüentos medicinales, de papel artesanal y otras manualidades, manipulación corporal y taller de narraciones, levantamiento de planos, realización de maquetas, actividades deportivas, veladas lúdicas, juegos y dinámicas de grupos, taller de estrellas, debates y fiestas de distinta temática... conforman un sinfín de labores dinámicas y de ocio de las que han podido disfrutar nuestros protagonistas de Picacho 2008.
Ante la variedad cultural y la oferta de todo este abanico de actividades, el campo ha permitido no sólo un acercamiento lúdico hacia el medio, desde diferentes motivaciones e inquietudes, sino también descubrir el papel que tiene el hombre en el medio natural y la necesidad de una relación respetuosa con el entorno para conservar sus valores naturales y culturales.
El idioma no es problema. Todos los voluntarios tienen un mayor o menor nivel de conocimiento de inglés. De ello se encarga Francisca Alonso, traductora del campamento que lleva seis años colaborando. «Aparte de traducir, se intenta conseguir un hermanamiento de culturas entre los chicos. Como experiencia personal es genial, estoy encantada con ellos», explica Paqui.
Durante 15 días muchos han sido los momentos compartidos entre todos. Los jóvenes participantes se muestran encantados con la experiencia, tanto aquellos para los que ha sido su primer campo de trabajo, como para los que ya han repetido alguna vez. «Éste es mi tercer campo de trabajo. Me gusta conocer gente y compartir vivencias como ésta. Aprendes a convivir», explica encantado Pedro Sanz Villalba, voluntario sevillano de 20 años. Además, muchos acudieron con una idea previa sobre el campamento. Es el caso de Iosu, voluntario navarro de 18 años, quien afirma que «no me ha defraudado nada, pues he visto mucha unidad en este grupo». Por su parte, hay bastantes participantes internacionales este año, y se muestran muy contentos con la experiencia. «Es mi primer año y estoy muy contenta porque también practico mi español». explica Frida Mittmann, voluntaria alemana del proyecto.
El campo de trabajo Picacho 2008 ha finalizado por este año. No obstante, lo que sí es seguro es que ninguno de sus protagonistas olvidarán nada de lo vivido a lo largo de estos días de trabajo y convivencia, sobre todo lo aprendido a nivel humano.