Jerez

La crisis se ceba en Jerez

La ciudad tiene la tasa de paro más alta de la provincia, industrias históricas como la azucarera echan el cierre y ninguno de los sectores económicos se libra del desastre

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El primer semestre del año parece destinado a batir todos los records en lo que se refiere a malas noticias económicas, coyunturas desastrosas y efectos negativos de la desaceleración.

En todo el país saltan las alarmas, el Gobierno pierde popularidad y los mensajes catastrofistas están a la orden del día. Y lo cierto es que a pie de calle, en cada ciudad, las señales de que las vacas flacas están llegando ya son más que evidentes.

El caso de Jerez, sin ir más lejos, presenta todo un rosario de situaciones dramáticas, quiebras, cierres y pérdidas de empleo que traslucen que los próximos años van a ser fatídicos para una ciudad que en determinadas cuestiones sólo ve reflejada la mala coyuntura nacional, pero que en otras está a la cabeza del desastre.

Los datos del desempleo en Jerez son un ejemplo perfecto de que hace ya tiempo que algo no va bien en la ciudad, y por si la cifra de 19.855 parados no fuera suficiente, aún más grave es el hecho de que en sólo un año este número haya crecido en casi 3.000 personas más.

Y es que hay a nadie se le escapa que, pese al potencial de la ciudad, la economía jerezana es débil en sus pilares fundamentales y aguanta de mala manera los actuales reveses.

Así, no hay que olvidar que casi todo el empleo en la ciudad se centra en el sector servicios, a día de hoy el más voluble y precario de todos, y que el que se presupone más estable, el sector industrial, tampoco ha dado demasiadas alegrías a los jerezanos en el último año. En apenas un año, la ciudad ha visto cómo echaban el cierre a la azucarera de Guadalcacín y como varios centenares de trabajadores de Delphi perdían su sustento. Y eso sólo por mencionar los casos más graves.

La dependencia de la construcción también le está haciendo un flaco favor a la ciudad: ya han quebrado varias empresas importantes y uno de cada cinco obreros está en el paro.

Pero Jerez también tiene frentes abiertos en los demás sectores económicos. Ahí están los agricultores y ganaderos, que ya no dudan en hablar de ruina. La suya es una situación de libro: es lo que ocurre siempre que los costes de producción y las inversiones superan a las ganancias. Por eso los abandonos se suceden y el relevo generacional es nulo.

Y en la hostelería y el comercio las cosas no van mejor. Horeca dice estos días que las caídas en el primer segmento van del 20 al 30 por ciento. Mientras, los comerciantes locales afirman que venden un 40% menos y los negocios no paran de echar el cierre y de liquidar sus cuentas.

Y lo peor de todo es que esta caída generalizada del consumo no es ni más ni menos que el síntoma más evidente de que la economía familiar está ahogada por las hipotecas y la inflación.

ppacheco@lavozdigital.es