Sierra

Medio millar de identidades

Durante los dos meses que ha durado la investigación, la Guardia Civil realizó un intenso trabajo con los mimbres que pudo aportarles la víctima. Una de las líneas que siguieron fue indagar en los establecimientos donde se realizan tatuajes por si los trabajadores recordaban a un cliente que tuviera las características indicadas por la mujer. También se estudió la posibilidad de que trabajara en alguna feria de las que se han desarrollado en primavera en la provincia, ya que los primeros indicios no apuntaban a ningún delincuente conocido en la zona.

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Como suele ocurrir en este tipo de investigaciones, los agentes realizaron una primera criba con las personas vecinas que tienen antecedentes penales y revisaron a quienes les constaba delitos sexuales. El trabajo de indentificación de posibles sospechosos llegó a los trabajadores de obras cercanas a la vivienda de la víctima. Este periódico supo que la Guardia Civil llegó a revisar los datos personales de unos 500 individuos.

Después del arresto y de la confirmación que dio la mujer, la Guardia Civil corroboró que Manuel M. B. había estado acampado cerca de la finca de la víctima en la fecha en la que se perpetró la agresión.