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ESPAÑA

Chapotear en la banalidad

La sociedad vasca vive bajo la tiranía del miedo a los etarras, entre otras cosas. Sin conciencia de ello, porque es una realidad muy incómoda. Por eso, entre otras razones, no ha existido liderazgo alguno del Gobierno vasco para que los terroristas pierdan toda esperanza de obtener réditos políticos del eventual abandono de la actividad terrorista. Se ha desarrollado todo un complejo y bien dotado sistema de eufemismos y de propaganda y publicidad para justificar, justo, lo contrario.

MAITE PAGAZAURTUNDÚA RUIZ
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No darse cuenta de la naturaleza y de las consecuencias de la tiranía del miedo trae comportamientos tolerantes con la impunidad ambiental y mucho autoengaño compartido. Y muchos días, crueldad con los inocentes y perseguidos. Pero, además, los intereses electorales, los sueños soberanistas y, en su caso, asegurar el propio poder es, sin duda, más relevante políticamente que la vida tremenda que sufren los acosados o el duelo de los que perdieron a un ser querido. Un duelo que no se cerrará mientras no asumamos el miedo colectivo. Un miedo colectivo que exige silencio a los inocentes o ser despreciados fuera de los días oficiales de homenaje.

Cuando ETA asesinó al ex concejal socialista Isaías Carrasco no podía dejar de pensar en que sus hijos caminarían todos los días entre vecinos que no consideran que los etarras sean gente 'non grata'. Esta semana, cuando he contemplado la foto de los proetarras en Mondragón, absolutamente irresponsables del horror que consienten o con el que colaboran, recordé que el escritor Vasili Grossman, uno de los hombres que con más lucidez se asomó a las tinieblas del fanatismo, nos alertó de que "ni siquiera Herodes derramó sangre en nombre del mal" . Y en estas estamos cuando el azar ha dispuesto en un signo omnicomprensivo todos los elementos de la banalidad con la que nos hemos movido también en el ámbito nacional durante largos años. Hemos tardado demasiados años en modificar un Código Penal que permitía a los terroristas convertirse en asesinos múltiples con coste cero. No hemos sido diligentes en el seguimiento de posibles fraudes en la redención de penas, en el seguimiento de eventuales fraudes y alzamientos de bienes para escaquearse de las responsabilidades económicas para con los damnificados establecidas en decenas de juicios y sentencias. No hemos impedido que los asesinos de una organización fanática vivan cerca de las víctimas de su actividad terrorista y no las protegemos adecuadamente del profundo daño moral que esto les causa.

Hace justo un mes leí en la prensa económica que Bertrand Russell dejó escrito en sus 'Ensayos escépticos' que "todo hombre, donde quiera que va, está rodeado por una nube de convicciones reconfortantes, que se mueven con él como las moscas un día de verano". Hace mucho calor estos días y no deja de resultar irónica la metamorfosis que han sufrido algunos de nuestros dignísimos manejadores del juego público sobre el etarra que ocupó portadas y movió al humanitarismo con sus huelgas de hambre. Ahora, entre lágrimas de cocodrilo, la última convicción reconfortante parece señalar que no se tolerará que De Juana Chaos ofenda a las víctimas con las que va a convivir una vez abandone la prisión.

Tomémosles la palabra, por favor. Comencemos por sacudirnos la pereza y aportar las modificaciones legales que hagan imposibles nuevas situaciones esperpénticas como ésta. Resulta indispensable dejar de chapotear en la improvisación, el tacticismo y la banalidad para que cese el daño moral de los inocentes a los que decimos proteger, pero todo ello es imprescindible para algo más: para hacer ver que es posible liderar la sociedad vasca frente al desistimiento, frente al miedo, frente al odio, frente a los eufemismos cobardes. Es posible un liderazgo que se atreva a entrar en las escuelas para educar contra el fanatismo y que se atreva a cumplir y hacer cumplir la ley en Euskadi. Lo necesitan quienes caminan exhaustos y rotos de aguantar tanto. Lo necesitamos.





Maite Pagazaurtundúa Ruiz es presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo