Las obras del 2012
Cada vez que leo y oigo la cantidad de obras y cosas que se van a hacer con motivo del 2012 pienso que si ahora tenemos ese montón de parados, cuando acabe ese año vamos a tener el doble, ya que no quedará nada que hacer.
Actualizado:Yo, como perro viejo, no me creo nada de las promesas de la mayoría de los políticos. Me he propuesto recortar todo lo que se publica por parte de unos y de otros en los casos en los que se ponen de acuerdo.
Hemos tardado más de siete años en construir ese pabellón del casco antiguo, del que según tengo entendido, su terminación deja mucho que desear (eso sí, las placas a las personas a las que hay que agradecerle tan magna obra han quedado muy bien). Por ello, pienso que en poco menos de cuatro años cómo se va a llevar a cabo la construcción de un hotel (en el antiguo hospicio), ampliación del otro (el Atlántico), la plaza de Sevilla (aquí ya hemos puesto la bandera), el hospital del SAS, las obras de los dos castillos, el oratorio de San Felipe... A todo esto hay que sumar obras de menor envergadura (léase pavimentación de la rotonda del caso antiguo, que está deplorable).
Aquí lo que sí se hace rápido son esas obras particulares, como la ampliación del parking de Canalejas para algo más de cien coches, que tampoco soluciona gran cosa para el follón que se va a formar; o el chirnguito de La Caleta, que en contra de lo que digan no deja de ser un enorme adefesio.
Ojalá me equivoque y todo salga tal y como piensan algunos más optimistas que yo, pero cuando se van cumpliendo años y a muchos mayores nos va quedando más presente que futuro, uno se acuero de lo que decía un viejo conocido: «Yo no creo más que en Dios y en el bicarbonato». El primero porque creo que este mundo lo hizo alguien, y el segundo porque me quita el dolor de estómago.