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Dos atentados muy diferentes

La caída en picado de la violencia terrorista en Irak propicia que el interés por el azaroso futuro del país se vuelque en su proceso político interno y su relación con la elección presidencial en Estados Unidos y, por eso, de los dos graves ataques de ayer es más sangriento el de Kadhimiyah (28 muertos) pero políticamente más relevante el de Kirkuk (22 víctimas).

ENRIQUE VÁZQUEZ
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El primero, con el que en cierto modo se podía contar (y las autoridades temían, porque movilizaron cinco mil policías en el camino hacia la gran mezquita al norte de Bagdad, uno de los santuarios de la piedad chií) era un clásico hecho de violencia sectaria: todos los muertos debían ser, y han sido, chiíes, peregrinos que se dirigían a la conmemoración anual del venerado imam Mussa al-Kadhim (siglo VIII).

Pero en Kirkuk el objetivo de los terroristas fue una manifestación de nacionalistas-separatistas kurdos que protestaban contra la ley electoral aprobada recientemente por el Parlamento y aprovechaban, de paso, para repetir que la ciudad y sus fastuosas reservas de hidrocarburos son kurdas y deberán estar dentro de los límites del Kurdistán ahora autónomo y, a los efectos de contratar con compañías petroleras, ya independiente de facto.

Así, la tragedia de Khadimiyah es como un revival en un país que se pacifica poco a poco y le devuelve a los días terribles de los picos insoportables de la violencia sectaria que, en definitiva, no ha conseguido encender una guerra inter-comunitaria. Al-Qaeda, estrictamente sunní, ha visto con perplejidad cómo la comunidad sunní, tras pensárselo mucho y a cambio de mucho dinero y su vuelta parcial al escenario público, la combate.

Lo de Kirkuk es muy distinto y mucho más preocupante a medio plazo. El estatuto de la ciudad sigue en el aire y hasta la Constitución vigente debió recoger el desacuerdo a base de establecer que, en su día y tras establecer un censo fiable y calmar los espíritus, se celebrará un referéndum. La fórmula, evidentemente, encubre un fracaso porque todo el mundo saber que los kurdos, en su gran mayoría sunníes, pero mucho más kurdos que sunníes, no cejarán y entonces, sin al-Qaeda por medio, reaparecerá el viejo Irak, con sus problemas de siempre.