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Un producto de inversión fallido

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esulta curioso cómo hace apenas un año, cuando el parón en las ventas de viviendas comenzaba a asomar la patita, los locales comerciales y las oficinas, productos inmobiliarios no residenciales, fueron destacados por diferentes consultoras como la mejor alternativa para quienes querían seguir invirtiendo en el sector inmobiliario, ya que aún ofrecían «altas tasas de rentabilidad, gran seguridad y elevada liquidez en la inversión», recogía el Estudio de Mercado sobre locales de la empresa Roquett & Pheller, publicado en 2007. De hecho, las agencias de intermediación inmobiliarias optaron por diversificar su oferta hacia este tipo de productos, para no sucumbir a la crisis del ladrillo. «Ahora mismo todo el mundo está tocando todos los palos», reconoce Manuel Rodríguez, presidentes de los Agentes de la Propiedad. Desde principios de año, la crisis en el resto de la economía han paralizado la generación de empresas, frenando en seco el mercado de locales, ahora menos interesantes que el sector residencial.