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«'Hombre rico, hombre pobre' vaciaba los bares»
El 15 de diciembre de 1960 la televisión emitió las imágenes de la boda de Fabiola y Balduino de Bélgica, lo que está considerado la primera emisión televisiva de carácter rosa. Ese mismo día, bautizaban en Madrid a Lidia Lozano, que años después se convertiría en uno de los rostros televisivos del periodismo del corazón. Y esa jornada empezaron a ver por primera vez la tele en casa de Lidia. Una década después aquel ya por entonces familiar aparato les brindaba una imagen inolvidable.
Actualizado: Guardar«Me acuerdo de cuando el hombre llegó a Luna, estábamos todos pegados a la tele y yo veía a unos señores agarrados a un cable que daban saltitos, aquello era como una película muy rara y mi padre nos mandaba callar porque no oía lo que decían», evoca la periodista, que, aunque muy niña, aún se acuerda de uno de los primeros concursos de la tele, Cesta y puntos.
«Mi hermano salía alguna vez de extra y también muchos niños del colegio, así que más que por el programa en sí, lo veía porque cada día salía alguien conocido entre el público y eso nos gustaba mucho».
Claro que aquello se queda en simple anécdota al lado de lo que para Lidia fue su serie favorita, Viaje al fondo del mar. «Era buenísima, las historias que pasaban en aquel submarino me apasionaban y el protagonista masculino era guapísimo», asegura la madrileña, también fan de otro título «protagonizado por un señor calvo que conducía un coche que le llamaban el tiburón. Qué buena era aquella serie...».
Y ya de más mayor, otras dos series para el recuerdo: Poldark y Hombre rico, hombre pobre. «Estas dos dejaban los bares vacíos. Tú salías a las diez de la noche a tomar algo y no había nadie por la calle. Estábamos todos pegados a la pantalla. Es como si las estuviera viendo ahora mismo...».