Fines y medios
La reunión que mañana, lunes, mantendrán en La Moncloa el presidente del Gobierno y el portavoz del PNV en el Congreso no parece estar llamada a arrojar resultados positivos, más allá de la constatación de la normalidad institucional que en sí misma representa. Porque el enfrentamiento de posturas entre el Gobierno central y el PNV es tan intenso y descarnado, que poco más puede esperarse de la reunión que la constatación del irreconciliable desencuentro en que ambas partes se hallan. A la ya conocida confrontación en torno a la Ley de Consulta, impugnada por el presidente ante el Tribunal Constitucional, se ha añadido en los últimos días el acuerdo que José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy acaban de alcanzar en torno a la política antiterrorista y que tan negativa acogida ha tenido en las filas nacionalistas. La ausencia, en el citado acuerdo, de una mención explícita al «final dialogado de la violencia» ha sido entendida por el PNV como una corrección en toda regla de la línea seguida hasta ahora tanto por los socialistas como por los nacionalistas vascos. Para éstos, la fórmula en cuestión se ha convertido en algo así como un mantra que, con sólo pronunciarse, produciría los efectos deseados, al margen de toda consideración de funcionalidad y oportunidad estratégicas.
Actualizado:El PNV parece haber olvidado que el objetivo último a alcanzar en este asunto consiste en la erradicación del terrorismo etarra y que los medios que para llegar a ese objetivo se empleen habrán de evaluarse y jerarquizarse, además de por su sujeción a las reglas del Estado de Derecho, por su efectividad en cada circunstancia concreta. La operación policial que ha supuesto el desmantelamiento de una estructura tan peligrosa como la formada por el 'comando Vizcaya' de ETA es la mejor prueba de que el camino para obligar a los terroristas al desistimiento no es precisamente el diálogo político. En tal sentido, la mera mención de un «final dialogado de la violencia» en el actual contexto de máximo acoso del terrorismo y de máxima eficacia de la acción judicial y policial, sería del todo contraproducente para el fin que se pretende. No haría sino alimentar la esperanza de los terroristas y posponer su desistimiento definitivo. En la comprensión de este simple razonamiento, el PNV se ha quedado retrasado respecto de la sociedad vasca e incluso de buena parte de su propio electorado.